Una ley ridícula, una sanción absurda sin duda. Marcelo Gallardo quedó marginado de poder dirigir en el campo de juego y estar junto a sus jugadores por una salida tardía en el partido de ida entre Rivery Gremio. Una reglamentación más que cuestionable, es cierto, pero al fin y al cabo es una ley. Y las leyes se hicieron para cumplirse, ¿o para romperse?

#fan-player-fox-ratio { position: relative; width: 100%; height: 0; padding-bottom: calc((100% / 1.7778) + 85px + 40px + 10px); } #fan-player-fox-ratio iframe { position: absolute; width: 100%; height: 100%; left: 0; top: 0; }

“Me tomé el atrevimiento de bajar en el entretiempo y hablar con los jugadores porque creía que lo necesitaban. Incumplí una regla que fue entrar al vestuario, pero la reconozco y asimilo. No me arrepiento para nada”, con esas palabras post partido, Marcelo Gallardo le puso un marco teórico a su accionar cuando el Milllonario más lo necesitó.

El Muñeco es ellíder absoluto de este Rivery cuando más lo requerían sus dirigidos, dejó todo de lado, incluyendo hasta principios legales y fue a donde tenía que estar. Como el mandamás de una manada, cuando le tocan a uno de los suyos,el único objetivo es socorrerlo. River perdía 1 a 0, se quedaba afuera de la Libertadores y ahí apareció el Muñeco.

Ejerció su derecho a trabajar, ese que por una reglamentación arcaica le habían quitado. Consciente de la importancia de su voz dijo presente en el vestuario millonario,craneó la remontada e infló anímicamente a los jugadores. La contradicción que genera radica en la violación de las reglas establecidas, por más insólitas que resulten, pero Gallardo lo tuvo bien claro: “No me iba a privar de estar en el vestuario en el momento que más lo necesitaba. Creía que lo necesitaban los jugadores y yo también. Incumplí una regla, lo reconozcoy la asumo”.