Una ley ridícula, una sanción absurda sin duda. Marcelo Gallardo quedó marginado de poder dirigir en el campo de juego y estar junto a sus jugadores por una salida tardía en el partido de ida entre Rivery Gremio. Una reglamentación más que cuestionable, es cierto, pero al fin y al cabo es una ley. Y las leyes se hicieron para cumplirse, ¿o para romperse?
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“Me tomé el atrevimiento de bajar en el entretiempo y hablar con los jugadores porque creía que lo necesitaban. Incumplí una regla que fue entrar al vestuario, pero la reconozco y asimilo. No me arrepiento para nada”, con esas palabras post partido, Marcelo Gallardo le puso un marco teórico a su accionar cuando el Milllonario más lo necesitó.
Resta saber cuál será la nueva sanción para el DT de River
El Muñeco es ellíder absoluto de este Rivery cuando más lo requerían sus dirigidos, dejó todo de lado, incluyendo hasta principios legales y fue a donde tenía que estar. Como el mandamás de una manada, cuando le tocan a uno de los suyos,el único objetivo es socorrerlo. River perdía 1 a 0, se quedaba afuera de la Libertadores y ahí apareció el Muñeco.
Ejerció su derecho a trabajar, ese que por una reglamentación arcaica le habían quitado. Consciente de la importancia de su voz dijo presente en el vestuario millonario,craneó la remontada e infló anímicamente a los jugadores. La contradicción que genera radica en la violación de las reglas establecidas, por más insólitas que resulten, pero Gallardo lo tuvo bien claro: “No me iba a privar de estar en el vestuario en el momento que más lo necesitaba. Creía que lo necesitaban los jugadores y yo también. Incumplí una regla, lo reconozcoy la asumo”.