El plantel de River está enfocado en el partido de esta noche frente a Talleres de Córdoba en condición de visitante, pero antes de emprender viaje rumbo al interior del país recibió una visita especial en el predio de Ezeiza durante el último entrenamiento: la de Robert Rojas. Después de atravesar días difíciles y de mucha angustia, con la operación de tibia y peroné y un problema cardíaco en el medio, el Sicario quiso salir del encierro y estar en contacto con el césped y sobre todo con sus compañeros, quienes le demostraron un apoyo constante desde la desafortunada lesión que sufrió por la patada de Aldair Rodríguez.
Rojas fue intervenido el pasado 9 de abril en la Clínica Trinidad de San Isidro por el doctor Pedro Hansing y la misma fue sin inconvenientes. Un rato después, precisamente entre dos horas, sufrió un espasmo coronario que encendió las alarmas en los médicos. Rapidamente el episodio fue controlado, los análisis no arrojaron ninguna anomalía ni problema cardíaco y por eso el Sicario fue dado de alta unos días después para continuar con la recuperación en su domicilio.
En un principio, la idea del futbolista era viajar a Paraguay para estar más cerca de su familia en la etapa más ardúa de la rehabilitación, que lo tendrá imposibilitado de caminar con normalidad por algunas semanas, pero por ahora el viaje está en pausa y Robert sigue en Buenos Aires, donde justamente aprovechó para pasar un rato con sus compañeros y amigos del plantel en Ezeiza y también seguramente por recomendación de los médicos, para tenerlos cerca en caso de alguna complicación.





