Muchos se quedarán con la final de la Libertadores 2018 en Madrid por la trascendencia del partido. Otros elegirán la semifinal de la Sudamericana 2014 por la importancia de aquel triunfo en el Monumental para cortar la sequía internacional. Algunos preferirán el Ramirazo en la Bombonera, por todo lo que significó ese punto de quiebre en la historia. Sin embargo, aquellos que ya peinan varias canas y que vivieron el superclásico del Torneo Nacional de 1972 dirán que no habrá nada igual a ese triunfo épico en el estadio Amalfitani.

El partido, como tantos otros River-Boca, fue no apto para cardíacos, de principio a fin. El equipo de Delem tuvo un arranque demoledor y a los 10 minutos ya iba ganando 2 a 0 con tantos de Eber Mastrángelo y Pinino Más. Sin embargo, el Xeneize reaccionó y dio vuelta la historia antes de irse al descanso con tantos de Curioni, Ponce y Potente. También hay que decir que el arquero de River, Perico Pérez, le atajó un penal a Suñé que podría haber significado irse al descanso con una desventaja todavía peor.

Los cinco goles en el primer tiempo fueron apenas un aperitivo de lo que sucedería en el complemento, porque de entrada Boca se puso 4 a 2, nuevamente por intermedio de Potente. ¿Partido liquidado? Ni cerca. River reaccionó y tuvo la rebeldía necesaria para llegar rápidamente al empate. En una ráfaga de cinco minutos, primero el Pinino Más de cabeza y luego el Puma Morete, establecieron el 4 a 4 parcial en un verdadero partidazo.

El descenlace del superclásico tenía todavía preparada una perlita. Cuando se jugaban ya los 45 minutos del segundo tiempo, el Millonario apretó el acelerador y llegó al fondo con un centro atrás de Mastrángelo que pasó a todos y encontró a Morete para empujar solo, de frente al arco, y desatar así la locura total de los hinchas del Más Grande. Así, hace 50 años, River se quedaba con uno de los derbys más emocionantes e inolvidables de la historia.