(Mendoza – Enviado especial) Sin Basile, sin Bianchi, sin alegría. Este River golpeado, que intenta resurgir de sus cenizas, le bailó en la cara a Boca en estos dos partidos de verano y vaya si lo dejó nocaut: primero, después del ballet de Mar del Plata, el entrenador ni siquiera fue al entrenamiento y renunció en silencio.
Antes ya se habían bajado Martín Palermo y Juan Román Riquelme y a horas del inicio del encuentro el que demostró compromiso fue Carlos Bianchi, quien también dejará su cargo en las próximas horas. ¿Y qué hay con River? Se ve un equipo distinto, se nota la mano de Leonardo Astrada. Porque en otro momento, después de empezar abajo en el marcador, se hubiera derrumbado.
Pero no, mereció el empate que consiguió por intermedio de Bou e incluso pudo haberse quedado con la victoria. ¡Y si entraba ese disparo desde lejos del Burrito! Keko Villalva, la pesadilla de Boca, ingresó y en la primera que tocó hizo expulsar a Hugo Ibarra. Los de la camiseta de Suecia se defendieron y esperaron la definición por penales.
Daniel Vega se hizo enorme, contuvo dos remates y posibilitó el festejo. Para River habían anotado Matías Abelairas, Gonzalo Ludueña y Funes Mori, mientras que Ferrari le dio una esperanza a Boca al estrellar su remate en el travesaño. Ya bailaste en Mar del Plata, ahora bailás en Mendoza.
