Más allá del resultado ajustado, el Millonario fue muy superior a Godoy Cruz. A través de la conquista señalada por Teófilo Gutiérrez, se impuso 1-0 y quedó a tan sólo cuatro puntos de la cima.
La diferencia fue tan grande en el desarrollo como exigua en el marcador. Es que River tuvo la suficiente autoridad para monopolizar la pelota. La expulsión de Leandro Fernández, a los siete minutos del complemento, simplificó la tarea, permitiendo que el dominio se acrecentara hasta el pitazo final.
El Más Grande ganó con la chapa. Exhibió un trabajo fuerte en equipo. Todos colaboraron tanto para el circuito fluido, puntapié de cada avance, como la recuperación. Fue clave ese compromiso, debido a que la zona del medio campo estuvo repleta de piernas durante toda la tarde noche en el Monumental.
Consciente de que el 3-5-2 visitante podía copar el centro, Marcelo Gallardo dispuso un 3-4-1-2. Así, equilibró la cantidad de protagonistas en el medio e impuso condiciones a través de la jerarquía y presión de sus intérpretes, quienes supieron cómo afrontar cada circunstancias para atacar y no quedar descompensados.
En ese contexto, Leonardo Ponzio se lució. Cumplió con todos los requisitos necesarios: inteligencia para ocupar los espacios, entrega simple en cada pase, quite, marca, anticipos y relevos. Un nivel de lujo. Pero además, Camilo Mayada logró una sociedad interesante con Ariel Rojas, mientras que Augusto Solari rindió.
El penal fue consecuencia del trabajo conjunto. Sin embargo, Sebastián Moyano desvió el remate de Teo. Lejos de derrumbarse anímicamente, con el apoyo de los hinchas, Gutiérrez capturó un rebote del arquero -cabezazo previo de Rodrigo Mora- tan sólo tres minutos después para marcar el gol del 1-0 definitivo.
Si bien a River esta vez le costó pisar el área con la suficiente nitidez como para estirar la ventaja, fue dueño en el medio. Los volantes llenaron el catálogo de necesidades. Con la superioridad numérica tuvieron paciencia para hacer que el balón circulara y profundizaron en el momento indicado. No alcanzó para lograr el gol tranquilizador, aunque sí sirvió a la hora de evitar riesgos y asegurar tres unidades importantos tanto el torneo como en lo anímico.




