El Más Grande empató 0-0 ante Independiente en Avellaneda, donde tuvo muchas oportunidades claras para abrir la cuenta, incluyendo una certera sobre la hora. Armani y Campaña fueron determinantes en el resultado.

Ni siquiera el tiro del final sirvió para alcanzar el triunfo. Un cabezazo de Rafael Borré hizo que la pelota se fuera a pocos centímetros del poste derecho, tras un centro muy preciso de Rodrigo Mora. Martín Campaña no llegó en esa ocasión, pero sí le impidió el gol a River en ocho oportunidades con distintos grados de dificultad. Por supuesto que Franco Armani no fue menos porque pese a tener una cantidad inferior de apariciones, se lució al negarle el gol a Emmanuel Gigliotti, nuevamente víctima de un arquero del Millonario.

Los arqueros fueron responsables excluyentes de una igualdad sin goles que otra vez deja abierto el interrogante, ¿hasta qué punto es beneficioso el empate 0-0 en territorio visitante? Marcelo Gallardo lo tomó como un marcador favorable, debido a que confía en la fuerte localía que tan bien sabe aprovechar en instancias decisivas a nivel internacional. Sin embargo, también existe la obligación de ganar sí o sí para no ir a la definición por penales o, peor aún, lamentar una igualdad con tantos.

Lo cierto es que River reunió argumentos para obtener la victoria en Avellaneda. Realizó un gran papel en el primer tiempo. Asumió la iniciativa en un desarrollo de ida y vuelta, con muchas llegadas. Ese contexto fue ideal para buscar el bendito gol en condición de visitante, indispensable cuando la revancha se resuelve en casa. Pero entre cierta ausencia de puntería y las atajadas de Campaña el Millonario no logró desnivelar. Exhibió variantes a nivel individual, pero sobre todo en el aspecto colectivo. Hubo movilidad, aceleración, inteligencia para administrar los espacios tanto en la parte ofensiva como defensiva, aunque eso se diluyó en la segunda parte.

River perdió la precisión de la etapa inicial. Gonzalo Martínez dejó de ser punzante. Juan Fernando Quintero perdió productividad. Los laterales se proyectaron con menor frecuencia. En media hora apenas un remate. Los cambios renovaron al equipo. Camilo Mayada, Rodrigo Mora e Ignacio Scocco aportaron dinámica y lucidez. El Rojo también inquietó. Ninguno de los dos aprovechó sus chances. Y El Más Grande se fue con un empate de valor relativo a diferencia de lo que ocurrió frente a Racing. Las posibilidades desperdiciadas todavía son motivo de lamento, pero la esperanza está intacta de cara al 2 de octubre, cuando el Monumental se vestirá de gala para la revancha correspondiente a los cuartos de final de la Copa Libertadores.

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