RaúlQuiroga acaba de terminar un ciclo de 31 años como utilero en River cuando en diciembre decidió poner punto final a su trabajo y jubilarse. Desde 1990 hasta 2021, Pichi fue testigo de todo tipo de situaciones en el vestuario del Millonario y se fue campeón tras la consagración en el Trofeo de Campeones. Días después de su retiro, atendió al podcast de La Página Millonaria para transmitir la emoción de este momento y recordar las mejores anécdotas de extensa etapa en Núñez.
“Los jugadoressabían que yo me retiraba. Fue emocionante. Fueron muchos años y no es fácil, pero uno tiene que ser coherente yno seregoísta.Las nuevas generaciones tienen que estar ahí. Yocumplíun ciclo. He dejado mi familia, mi señora crióa mis hijos y no los vi crecer, nunca fui a una reunión nial colegio ninada”, comenzó el utilero sobre su decisión de dejar su puesto a fines de 2021 y la noche en Santiago del Estero donde fue parte de los festejos del plantel
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Pichi reconoció que el trabajo en el vestuario es lindo, pero puede ser “esclavizante” por la cantidad de tiempo que insume. “Los vecinos ni sabían que laburaba en River. Salía de noche a las 5.30 de la mañana y volvía a las 21 horas de noche. No tenés un franco, un día libre que tienen ellos, vos tenés que prepararla ropa para el otro día. Te lleva 12 horas, 14 horas por día.Es un lugar muy sacrificado”, reveló.
Quiroga llegó al club en 1987 como empleado de seguridad después de ser camioneroytuvo que adaptarse al ambiente del fútbol. La primero que tuvo que hacer es ganarse la confianza de los jugadores. “Hay que entrar en confianzaporque ahíse mueven muchas cosas. Ahí se manejan muchos valores, es un lugar político.Discutenel técnico con el jugadory no puede salir nada de ahí adentro“, detalló sobre la confidencialidad que requiere su rubro.
Actualmente, el trabajo de los utileros se incrementó por la cantidad de sponsors, parches y nombres que tienen las camisetas. Ante tanto qué hacer, Pichi dice que es imposible no equivocarse. “Ahora se llevan los tres juegos completos y hay que poner la propaganda yel nombre. Antesel número era hasta el 18 nada más. Ahora el técnico lleva 22 jugadores. Me ha pasado que he puesto mal los parches y me vinierona reclamar, pero si vos trabajás te vas a equivocar“, sostuvo y dijo que todos los partidos se arman juegos nuevos de casacas. “Los lunes volvía al club y empezaba a preparar las camisetas para el partido siguiente”, añadió.
El tiempo que compartió con futbolistas de todas épocas le generó una amistad especial con algunos de ellos. Como con Marcelo Gallardo, a quien conoce desde que era muy chico y así lo recuerda. “Con Gallardo viajaba en el 28 cuando yo estaba en seguridad. Era pibito y después lo conocícuando subióa Primera. La relación es muy linda porque nos hemos criado juntos. Me acuerdo que la mamáme decía: ‘Cuidamelo al nene‘, cuando nos íbamos de pretemporada. Durante la cuarentename llamaba para ver cómo estaba, pero no a mí solo. La verdad que conmigo se portó 10 puntos”.
Pichi forjó cercanía con muchos de los jugadores y eran comunes los famosos mates antes del entrenamiento. “Nosotrossomos medio psicólogos con los chicos. Nos ponemos hablar de la familia, problemasparticulares, o por ahí que el técnicolo saca y vienen llorando. El Mencho yHernán Díazvenían a tomar mate temprano con nosotros.Somos una familia”, explicó.
Finalmente, recordó su divertida anécdota con Lionel Messien la final del Mundial de Clubes 2015. Una foto suya se viralizó y en redes se comenzó a decir que el crack rosarino era hincha de River. “Le cambié la vida a ese pobre jugador porque lo volvíloco. Mi nieto me había pedido la camiseta de Messi, entonces le dije y me respondióque ya las había cambiado. Entonces se sacó el short en el momentoy me lo dio.Después le cuelgo la camiseta de River en el cuello y nos sacamos una foto. Cuando llego a Buenos Aires, la subo a Facebook yse viralizó. Después me quise morir:todos los días le preguntaban por eso. Me dio lástima por haberlo viralizado que lo habrán vuelto loco preguntándole”, cerró.