Leonardo Ponzio es uno de esos jugadores que siempe escapó a la media de los futbolistas pofesionales. Mientras la gran mayoría optaba por salir de vacaciones a lugares paradisíacos y ostentosos, el ex capitán millonario elegió siempre como refugio su familia, sus amigos y el campo que tiene en Las Rosas, Santa Fe. Una decisión que tiene que ver con sus orígenes y sus antepasados, pero también con una elección de vida. Era su desenchufe de la locura del fútbol, su cable a tierra, su manera de parar la pelota y recargarse de energías para encarar las exigencias de un club como River.
Hoy retirado, Leo sigue eligiendo a Las Rosas como su lugar en el mundo.Ya no se trata de una cuestión de descanso, sino una elección. Su relación con la vida campestre viene de tradición familiar. “Cuando era chico, mis vacaciones eran ir al campo”, afirmó el ex mediocampista de River en una nota con Clarín. Sus abuelos por el lado de su padre tenían campos y por el lado de su madre eran peones. Así nació su vínculo con la vida rural.
El fútbol fue el vehículo para materializar sus sueños. Ponzio sabía de antemano que la carrera del jugar es corta y que debía aprovechar ese tiempo para alimentar su otra pasión: “A la hora de invertir sabía que tenía que tener un patrimonio. Siempre lo tuve presente y cuando tuve la posibilidad, no lo dudé. Jugaba al fútbol para comprar campos. Venían inversiones desde muchos lados pero yo me quería meter en el sector agropecuario. Así que cuando hacía unos ahorros, le avisaba a mi papá para que empiece a buscar campos. Lo que me daba más confianza y respaldo es que estaba invirtieron para mi futuro porque me inculcaron eso”, afirmó.
Más allá de estar enfocado en su vida campestre, Leo Ponzio tiene en el horizonte cercano un objetivo: recuperarse de su lesión –padeció una rotura de ligamentos cruzados jugando para Williams Kemmis, el club de su pueblo santafesino- y poder disfrutar de su partido despedida el próximo 21 de septiembre: “Una vez que me operé, comencé con la recuperación en Buenos Aires y ahí empecé a tener una rutina. A nosotros, los jugadores de fútbol, nos hacen la rutina del día, de la semana y del mes. Ahora que estoy retirado, me la tengo que hacer yo y se hace difícil porque uno no está acostumbrado”, reconoció el ídolo millonario.
A la hora de trazar un paralelismo entre el fútbol y el campo, explicó: “Muchos años, cuando perdía en el fútbol, estaba enojado hasta el martes. Cuándo nació mi hija, me dí cuenta que no podía traer lo del club a mi casa. Ahí entendí que había que tener otra mirada, que está la posibilidad de perder y ganar, pero en el campo si le das más, hay más posibilidades de ganar. Al igual que en el fútbol, si vas para adelante, con un objetivo, seguramente lo consigas. De todas maneras, son muy pocos los que llegan a ganar. Para mí la última etapa en River fue muy exitosa, porque se fue atrás de eso. Hubo un esfuerzo. Y lo que tenés hay que valorarlo”, expresó.
Por lo pronto, el ex capitán del Más Grande analiza la posibilidad de volver a formar parte del día a día de River luego de su homenaje en Núñez: “Me seduce volver a jugar y estar dentro de la cancha de River. Después jugaré 1 o 2 partidos más en el club del pueblo -Williams Kemmis- y después entrenaré solo por gusto. El día de mañana me gustaría pertenecer al club, pero no quiero ser entrenador porque es una guillontina. Me gustaría aportar todo lo que aprendí en mi carrera desde otro lugar”, adelantó el fútbolista más ganador de la historia de River, que colgó los botines luego de disputar 357 partidos, de marcar 10 goles y de conquistar 17 títulos oficiales.