Muchas veces la realidad supera la ficción y este caso lo demuestra a la perfección. Casi emulando a Diego Simeone, allá por mediados de 2008, Néstor Gorosito pidió a gritos la llegada de un 9 proveniente justamente de Newell’s. Luego de un sinfín de reuniones (muy similar a las que se mantienen en la actualidad por el Ogro)Salcedo pudo llegar a Núñez. Ahoratodo cambió y los que lo trajeron,lo quierenbien lejos del Monumental.
Hay que aprender del pasado para no cometer los mismos errores en el presente. Una frase que dice mucho, pero que los dirigentes riverplatenses no ponen en práctica. Primero fue Salcedo y ahora esFabbiani. La historia es la misma y el desenlace está por verse, aunque es previsible. En un momento fue Simeone el técnico, en el presente es Gorosito, pero el pedido es el mismo: un delantero.
Entonces, otra vez,River se disponea desembolsar un dineral para saciar los reclamos del entrenador de turno. ¿Será que las arcas del Monumental no sientieron el impacto del millón de dólares que se tuvo quepagar por el préstamo del delantero paraguayo? Tigre y Galmarinijuran no poder dar fe de ello…
Falta plata yencima se negocia mal, por lo que el panorama se va tornando cada vez másoscuro. Hoy, Salcedo (que no rindió como se esperaba) está metido en el medio de una negociación que lo excedía: la llegada de Fabbiani a River. En su cabeza está decidir si emprende el retorno rumbo al club en el que mejor jugó en la Argentina. Sin embargo, nadie se puso a analizar fríamente lo mal que se están haciendo las cosas cuando la llegada de un jugador depende de la partida de otro por el que se negoció más de un mes y no salió nada, pero nada, barato.
Fotografía: La Página Millonaria



