River fue muy superior a Sportivo Rivadavia, un equipo de tres categorías abajo, y se impuso 3-0 para clasificarse a los 16vos de final en la Copa Argentina. Alario, Ignacio Fernández y Mercado, de penal, marcaron los tantos para el Millonario.

Ocurrió lo esperado. Si bien es verdad que el deporte más popular del planeta se diferencia del resto por ser ajeno a la lógica, existen excepciones. Hoy sucedió una de ellas en Formosa, donde River sabía que prácticamente un imponderable podía dejarlo sin el cheque de $ 459.000. Es que la distancia entre El Más Grande y un humilde, pero digno, conjunto de Venado Tuerto fue demasiado notoria.

Tan sólo diez minutos bastaron para encaminar la clasificación a la siguiente fase de la Copa Argentina. Una salida de Augusto Batalla desde el fondo sirvió para que Nacho Fernández se desprendiera y buscara a Andrés D’Alessandro. El enganche pensó, halló el momento indicado, habilitó a Sebastián Driussi y éste bajó la pelota de cabeza para que Lucas Alario resolviera mediante un potente derechazo: 1-0.

Sin embargo, cabe destacar que antes de la apertura del marcador hubo un par de sobresaltos. Tal vez por la necesidad inevitable de entrar en ritmo, el atacante Mario Pierani supo inquietar a una defensa de River que jugó con mucho campo por detrás. Pese a que el arco de Batalla salió ileso, el sector custodiado por Jonatan Maidana -esta vez de segundo central- y Milton Casco fue el camino elegido por Sportivo Rivadavia. Un detalle nada menor, teniendo en cuenta que la idea es presionar hacia adelante.

Más allá de las zozobras mencionadas, la ventaja generó tranquilidad. A partir de ahí, el conjunto que dirige Marcelo Gallardo asumió definitivamente el protagonismo. Nacho Fernández y Ponzio controlaron el eje para contribuir con la posesión inicial, mientras que Gonzalo Martínez, víctima de varias faltas e irregular, y el Cabezón buscaron el desequilibrio para abastecer a la fórmula Driussi-Alario, de mucha movilidad.

Como si fuera poco, los laterales se proyectaron de forma permanente. Justamente, el paraguayo Jorge Moreira -intenso, capaz de cerrarse para causar superioridad numérica- exhibió una cualidad para subrayar: efectuó un saque de manos con la suficiente fuerza para que Driussi saltara y, a través de un zurdazo, Nacho aumentara el marcador llegando por el medio: 2-0 y paz de cara al descanso.

La segunda parte fue un monólogo del Millonario. Es que fortaleció su funcionamiento, se asentó definitivamente en campo rival sin correr riesgos a la espalda de los defensores y merodeó siempre el área de enfrente. No pudo reflejarlo lo suficiente para lograr un resultado más abultado porque hubo una combinación entre cierta ausencia de puntería y una gran tarea de Sebastián Sánchez, el arquero del equipo venadense, quien desvió varios remates.

Pero cerca del cierre llegó el premio a tanta superioridad e insistencia de River. Luego de una búsqueda constante apareció un penal ejecutado por Gabriel Mercado para ponerle la cuota de emoción a una tarde noche vestida de rojo y blanco en Formosa. Tras un mano a mano en el que el ingresado Iván Alonso fue derribado, el lateral derecho devenido en marcador central para la ocasión sentenció el 3-0. Ahora, El Más Grande ya piensa en Estudiantes (San Luis), el próximo adversario.

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