El volante nacido en las Inferiores de River no solo fue una de las claves adentro de la cancha por su personalidad y presencia a la hora de meter, sino que fue el encargado de alentar al equipo antes de ingresar a jugar el suplementario. Un crack.
¿Qué más se puede decir de Javier Mascherano? Podría preguntarse cualquier hincha argentino que estuvo mirando el terrible duelo ante Suiza. Más, mucho más se puede hablar del capitán sin cinta que tiene la Selección Argentina.
En un equipo sin brillo, al que le costó desequilibrar y que llegó al tanto de la victoria con el último suspiro gracias a otra genialidad de Lionel Messi y una gran definición de Ángel Di María, el Jefecito, ese tractorcito nacido en las Inferiores del Más Grande, fue determinante.
No solo se hizo cargo de hacer lo que mejor sabe: meter en cada pelota, dejar el alma para recuperar todas y correr como un atleta, sino que además fue parte de la generación de juego ante un Fernando Gago que, una vez más, no levanta y deja al santafesino solo.
Como si ello fuera poco, el mediocampista se hizo cargo de alentar a cada uno de sus compañeros tras los 90 minutos reglamentarios: antes de ingresar al suplementario en el que se definiría el encuentro, Mascherano paró a todo el plantel e incluso al cuerpo técnico y les dio la arenga que terminaría siendo clave para la victoria.
+A cuartos, sin que sobre nada.
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