River desperdició la mayoría de sus ejecuciones desde los doce pasos en los últimos tres años. Un repaso sobre el asunto que debe revertir el equipo.
El nombre técnico es tiro libre penal. Si bien son pocos los casos que concluyen en un pase para la aparición sorpresiva de otro rematador -como alguna vez lo hizo el Ajax hace varias décadas-, en lugar de patear como en casi el 100% de las resoluciones, los once metros que separan al punto para tirar y el arco ofrecen distintas variantes.
Lejos de ser un arma letal, el penal se transformó en una auténtica pena, pero sin que sea máxima a favor, para el Millonario. Es que con la atajada de Sebastián Moyano, arquero titular de Godoy Cruz, a Teófilo Gutiérrez, El Más Grande desperdició ocho de sus últimas 14 ejecuciones durante el tiempo reglamentario.
Creer o reventar, el porcentaje de contundencia está por debajo de la mitad. ¿Quiénes fueron los últimos jugadores con éxito? Fernando Cavenaghi, en tres oportunidades -aunque falló también otros tres de sus seis recientes-, Manuel Lanzini (señaló el más inmediato como visitante), David Trezeguet, en Tucumán, y Alejandro Domínguez, en Mar del Plata.
Lo cierto es que River debe comenzar a ser más eficiente en este rubro. Como local, tuvo cinco penales en el 2014. Fuera de Núñez, ya van casi dos años -47 presentaciones en condición de visitante- sin uno a favor. Pero de una manera u otra, el conjunto que dirige Marcelo Gallardo tendrá que resolver con mayor puntería esta situación que representa una chance inmejorable.




