La resurrección histórica en Porto Alegre tuvo millones de condimentos inolvidables, y uno de ellos fue la presencia de Matías Biscay en el banco de suplentes. Un aspecto que a lo largo de la historia siempre ha sido bastante positivo a nivel motivación y resultados.

Los primeros dos partidos en los que le tocó dirigir al ayudante del Muñeco fueron empates, y ambos se dieron en el marco de la copa Libertadores 2015. Primero, el 1-1 frente a Juan Aurich en el Monumental y luego el 2--2 frente a Tigres en México por la fase de grupos.

 

Como si fuera poco, Biscay tuvo la misma responsabilidad ni más ni menos que en el partido de vuelta de la final de América, también ante los mexicanos pero en el Monumental, en la recordada goleada 3-0.
 
Luego le volvió a tocar la oportunidad un año después por el torneo local, ante Atlético Rafaela, y allí River se impuso 1-0 con gol de Andrés D´Alessandro. En el 2018 tuvo la posibilidad de reemplazar a Gallardo en el partido de vuelta ante Independiente (victoria 3-1) y en el último encuentro en Brasil ante Gremio.
 

En tanto, la Biscay debió ocupar el lugar del Muñe en la primera final de la presente Copa Ante Boca y también lo deberá hacer en la revancha que tendrá lugar en el Monumental. ¿Cómo le fue en la ida al Millo? Igualó 2-2 con un tanto de Lucas Pratto y un gol en contra de Carlos Izquierdoz.  

Sin lugar a dudas los números son esperanzadores. Además,  la personalidad de Biscay identifica mucho a los hinchas de River. Un tipo con un enorme perfil bajo que conoce perfectamente cada detalle del trabajo de Muñeco, y además es un hermano de la vida de Gallardo.