Karma. En eso se ha convertido la faceta del juego de la definición para River. Y el superclásico de esta noche no fue la excepción a la regla. Si bien el equipo estuvo lejísimos futbolísticamente de su mejor versión, el Más Grande generó las chances más claras del partido ante un rival que solamente pateó al arco en la tanda de penales, y sin embargo el resultado fue nuevamente esquivo por la falta de puntería.

En la única llegada clara del primer tiempo, y que terminó siendo la más nítida del partido, Julián Álvarez enganchó perfecto ante Izquierdoz, sacó un gran buscapié que dsvió justo Rossi y por eso no pudo empujarla Braian Romero casi abajo del arco, y luego Bruno Zuculini falló una media vuelta por arriba del travesaño. Parecía que a partir de allí River iba a reaccionar, y eso sucedió ni bien comenzado el segundo tiempo.

Otra vez Romero y Zuculini fueron los máximos protagonistas, ya que el delantero le apuntó a un defensor luego de un gran centro de Angileri, y en el rebote el mediocampista pateó de zurda a las manos de Rossi. Luego llegaron remates de Paradela, De La Cruz, Casco y el propio Braian que pasaron cerca péro no encontraron destino de arco. Y para colmo de males en el cierre de una noche para el olvido, la poca ubicación del penal de Álvarez y el mal remate de Romero provocaron que River solamente pueda patear tres penales en la serie y se quede sin chances de nada. Otra vez el talón de aquiles fue la baja eficacia, y otra vez volvió a costar muy caro.