Cristian Fabbiani tuvo frente a Tigre un rendimiento parecido al del equipo: en el primer tiempo estuvo deslucido y apagado, mientras que en el complemento aportó futbol, toque y gol.
En la semana había declarado que su intención era ser el único punta de River en el próximo semestre. Por razones de fuerza mayor (Falcao volvió sobre el final de la semana de la fecha de eliminatorias) Néstor Gorosito le dio la oportunidad que tanto esperaba y Fabbiani le devolvió la gentileza con un rendimiento muy desparejo a lo largo de todo el encuentro.
Durante los primeros 45 minutos casi no intervino en el juego porque estaba muy solo en la delantera. El único que lo acompañaba era Flores quien además corría por todo el medio campo tratándose de hacerse dueño de la pelota para comandar el ataque. En el complemento, Pipo decidió mover el banco y poner a Falcao para darle más compañía en ataque. Esta jugada le salió muy bien al entrenador quien logró que el equipo alcanzar volumen de juego y sumara llegadas al arco rival.
En la última media hora del partido, el Ogro se convirtió en ese jugador que hizo ilusionar a todos los hinchas. Pisadas, lujos, toques y movilidad le permitieron al delantero cambiar la pálida imagen que había dejado. El premio a todo el esfuerzo que realizó fue un gol que lo celebró con un grito al cielo y escondiendo la pelota entre la remera. Gracias a este buen rendimiento Fabbiani volvió a sonreír y el hincha ruega para que se ponga a punto y poder disfrutar de un jugador picante como pocos en el fútbol argentino.
Foto: Fotobaires



