Un día como hoy pero hace seis años atrás, River volvía a estar en lo más alto del plano continental al ganar la Copa Libertadores de América tras 19 años consecutivos de sequía. El 5 de agosto de 2015, aquel memorable plantel dirigido por Marcelo Gallardo goleó a Tigres en un Estadio Monumental repleto de gente -y también de agua- con goles de Lucas Alario, Carlos Sánchez y Ramiro Funes Mori y levantó el trofeo por tercera vez en su rica y dorada historia.

 

De los tres goles, el más recordado por la mayoría de los hinchas seguro es el primero. Por el autor del grito, por el contexto que lo rodeaba y por la forma en la que había llegado a River. Lucas Alario había firmado su contrato hace tan solo algunas semanas y su primera acción -pidiendo de jugar la vuelta de las semifinales ante Guraní el 21 de julio- sería un fiel reflejo de su ciclo en Nuñez: querer estar siempre en cancha para cansarse de hacer goles. El centro de Vangioni desde la izquierda, el diluvio y la palomita en el área chica fueron los actores perfectos que le dieron forma a una obra de arte.

Al igual que Juan Gilberto en 1986 y Hernán Crespo en 1996, Lucas Alario quedó casi inmortalizado por los hinchas de River de la era moderna por hacer un gol que nunca se olvidará en una final de Libertadores. Desde el minuto uno en el que pisó el Monumental, el Pipa demostró un compromiso intachable con la camiseta y marcó goles importantes con los cuales devolvió toda la confianza que la gente y el propio Gallardo depositaron en él, además de ser un personaje entrañable para con el hincha por la humildad y el perfil bajo que siempre supo mantener.