Parece que fue ayer cuando con 18 años Julián Álvarez ingresaba unos minutos en la final más importante de la historia del fútbol en Madrid, y hasta se daba el lujo de ser partícipe activo de la jugada del gol de Quintero a Andrada, que será eterno en la memoria de los hinchas. Y hoy, casi dos años más tarde, aquella gran confianza que mostró Marcelo Gallardo en él parece haber tomado forma y color de manera definitiva para que sea la nueva gran apuesta dentro del equipo, a tal punto de haber sido la figura de River en un partido clave por la Libertadores en Brasil.

Sin lugar a dudas las partidas de Scocco y Juanfer, y además una nueva lesión de Pratto, provocaron que en este nuevo contexto de plantel con mucho menos recambio ofensivo las chances de jugar se incrementen para Julián. Aunque a decir verdad pareciera que independientemente de todo aquello es un jugador que con el correr de estos últimos años ya tiene claro el método y la filosofía de Gallardo, sumado a que mamó el estilo River casi desde sus raíces futbolísticas.

Pese a que en la gran mayoría de sus 27 partidos en Primera ingresó desde el banco y jugó pocos minutos, su crecimiento ha sido exponencial no solo con la camiseta de River, sino además cuando tuvo la posibilidad de vestir la casaca de la Selección Argentina con las categorías juveniles. Esas experiencias también lo ayudaron a crecer de golpe en muchos aspectos del juego.

¿Por qué es un futbolista 100% adaptable al sistema de Gallardo? En primer lugar, su versatilidad plena para jugar por todo el frente de ataque, ya sea por los costados como ayer en Brasil o como una segunda punta por el centro, por su capacidad de movimientos dentro del área, sabiendo además que tiene el arco entre ceja y ceja inclusive para rematar desde afuera. Y por otra parte cabe destacar que le ofrece al DT la variante de pararse algunos metros más atrás, cumpliendo la función de esos tres volantes más ofensivos que suelen jugar por delante de Enzo Pérez.

¿El nuevo caso Driussi?

En este último sentido mencionado, su historia suele emparentarse mucho con la de Sebastián Driussi, quien pasó de ser un delantero nato en su paso por Inferiores a un jugador mucho más completo en función de equipo. Gallardo había visto en él un potencial físico para sumarle herramientas a sus virtudes futbolísticas, y así fue como dio un salto enorme hasta convertirse en un indiscutido.

La capacidad de ser un tercer atacante o un cuarto volante según lo que pida el partido le abrió una puerta gigante a Driussi en su momento para ganarse un lugar definitivo entre los once ideales, y Álvarez también va en camino a eso si continúa evidenciando un gran nivel como el mostrado en tierras brasileras.