Lentamente River comienza a meterse en etapa de definiciones. Se terminó la competencia oficial y solo quedan los amistosos con Colo Colo y Real Betis para que culmine finalmente la era de Marcelo Gallardo, quien en principio se tomará seis meses de descanso para estar con su familia antes de volver a dirigir. La dirigencia trabaja para abrochar al nuevo DT (sería Demichelis) y de reojo mira los contratos que se vencen en el plantel profesional.
Uno de los vínculos que expira en diciembre es el de Tomás Pochettino, que fue de más a menos en cuanto a la calidad de sus apariciones. Ilusionó en su arranque, con un golazo a Sarmiento incluido en el triunfo por 7-0, y después se fue diluyendo a tal punto de quedar marginado de la convocatoria en varias ocasiones. En este sprint final, ante varias bajas por lesión, estuvo casi siempre en el banco de suplentes y vio minutos en algunos partidos como el del domingo ante Racing.
Ingresó en el entretiempo por Enzo Pérez y le dio la asistencia a Borja en el gol del empate en el Cilindro. Fue su partido número 24 con el Manto Sagrado y probablemente haya sido el último: a fin de año debe volver al Austin FC de Estados Unidos y las opciones de compra que tiene River para comprar su pase son demasiada elevadas para el pobre rendimiento que mostró en general.
3.500.000 de dólares por un 50% del pase o 6.000.000 por la totalidad de la ficha. Esos son los montos que figuran en el contrato de Pochettino y que casi con seguridad ni van a analizarse. El mediocampista mixto llegó como una incorporación interesante a principios de año después de su buen paso por Talleres de Córdoba y terminará yéndose dejando una especie de sinsabor y con el deseo de que quizás pudiera haber rendido algo mejor.