La sede de la final única de la Copa Libertadores 2019 fue confirmada en 2018, antes de que River y Boca disputaran el choque decisivo en el estadio Santiago Bernabéu. Pese a que la organización pensó todo con un buen margen de tiempo, la Conmebol se encuentra con un fuerte e inesperado dolor de cabeza.

Desde hace algunos días, en las calles de Santiago (Chile) -ciudad en la que el sábado 23 de noviembre se jugará la final de la Copa- se vive un verdadero calvario. Cientos de personas salieron a las calles a protestar contra el gobierno del presidente Sebastián Piñera debido al aumento en el precio del subte. Hubo saqueos, incendios de colectivos, supermercados y hasta de un edificio, entre otras cosas.

Como consecuencia, Piñera declaró el estado de emergencia en la ciudad. Incluso, el Jefe de la defensa chilena decretó un toque de queda (duró nueve horas) para hacerle frente a las manifestaciones. Y esto generó un clima de mayor violencia en las calles de dicha ciudad.

¿Cuál es la posición de la Conmebol frente a este escenario? En diálogo con El Mercurio, Gonzalo Belloso -secretario ejecutivo adjunto de la entidad- manifestó su preocupación: "Es muy inquietante lo que pasa, por lo que este lunes analizaremos la situación".