Mercado, uno de los baluartes en la consideración del Muñeco, destacó la convicción del técnico. Además, explicó cómo pasó de ser marcador central desde joven a la lateral derecho y dio a conocer sus secretos para hacer goles en las acciones de pelota parada.

Llegó hace tres años a River. Su arribo no causó ruido. Tampoco despertó el entusiasmo de los hinchas, pese a que en Estudiantes de La Plata había tenido un nivel muy interesante. Sin embargo, a fuerza a rendimiento, garra e incluso tantos determinantes, Gabriel Mercado se ganó el afecto de la gente. “Siento el cariño cuando salgo a la calle, cuando voy al cine con mi novia. Yo soy muy respetuoso, me considero una persona de perfil bajo, no me gusta la exposición y trato de concentrarme en lo que tengo que hacer. En la vida personal soy muy tranquilo y reservado, como debe ser en un jugador profesional. Pero la verdad que sí, que siento mucho el aprecio y me da mucho orgullo”, reconoció. Y agregó: “Aunque el club venía de un momento terrible, yo sabía que las exigencias serían éstas, las de pelear arriba. Fue una de las cosas que declaré apenas llegué a River, lo recuerdo bien: ‘No vengo a pelear por el descenso, sino a pelear títulos’. Sabía que estas cosas podían pasar”.

Feliz por su etapa en River, Mercado no ahorró elogios al hablar sobre Marcelo Gallardo. “Desde la primera pretemporada en Miami, me llamó la atención su forma de llevar los entrenamientos. Que estuviera tan cerca, que corrigiera los movimientos, que marcara algunos detalles. Me llamó la atención cómo trabajaba. No sólo él, sino todo su equipo, y con qué convicción lo hacía. Hablando y en los hechos. Arrancábamos con una entrada en calor, pero en esa ronda de pases hacía hincapié en la precisión del pase, en la recepción, en el control, en los movimientos. En darle una opción al compañero. Esas cosas te ayudan a ser mejor jugador, es la base de todo. Después, no fue casualidad que hayamos tenido ese fútbol tan vistoso y preciso en velocidad, era todo fruto del trabajo. Marcelo llegó a un equipo campeón y redobló la apuesta, prácticamente con los mismos jugadores. Consiguió que no nos relajemos, no es fácil. Lo que admiro de él es su convicción. Para hablar, para manejarse, para dar las charlas técnicas. Es una persona muy motivadora y convencida de lo que hace. Eso transmite: mucha seguridad. Es un entrenador que te marca cosas, que te deja, que te enseña, y a esas personas uno les toma aprecio”, aseguró.

Pese a que en el Millonario se consolidó como marcador de punta, el jugador nacido en Puerto Madryn era zaguero. “Yo había hecho todas las Inferiores en Racing como defensor central. En el Sudamericano Sub 20 me habían puesto como lateral y lo había hecho bastante bien. Siempre fui muy autocrítico y en ese momento las sensaciones fueron buenas como lateral. Entonces llegó el Mundial Sub 20, me pusieron de lateral y ese partido con México marcó un antes y un después en mi carrera porque México venía con buen equipo, estaban Gio Dos Santos y Carlos Vela, rivales difíciles, y tuve un buen partido. Ahora estoy muy acostumbrado a esta función, pasaron ya mucho años. De todos modos, puedo jugar tranquilamente de central también, no tengo problemas. De chiquito, en Madryn, jugaba de delantero. Es más, a Racing me fui a probar como delantero y el primer año jugué ahí. Al siguiente, hubo un problema con el lateral izquierdo y me mandaron a mí a solucionar la emergencia”, explicó, con lujo de detalles, en una entrevista que le concedió a la edición de octubre de la revista El Gráfico.

Con respecto a su faceta goleadora, Mercado dio a conocer qué factores lograron brindarle una cuota de mayor frecuencia para la conquista. “En Racing había jugado 96 partidos y sólo había metido un gol, entonces ésa fue la primera impresión que quedó. En Estudiantes ya fue otra cosa y también fui evolucionando y creciendo en mi juego, teniendo más presencia en pelota parada y acá en River también se notó. El primer gol me costó bastante, pero después llegaron varios. Además de la confianza, lo llevo también al hecho de la convicción, de estar concentrado para sacar ventaja en una jugada de pelota parada, en tratar de aprovechar un mínimo desliz”. De inmediato, hizo un análisis pormenorizado al respecto: “La intuición es clave. Y tratar de estar bien atento, con todas las luces, porque son pocas las posibilidades que tenemos, entonces es clave tratar de sacarle el máximo jugo. Hay que mirar la pelota, darte cuenta lo más rápido posible si el que te marca, te agarra o, si con un simple movimiento, te pierde un poco. También hablo con mis compañeros para que hagamos algún movimiento de distracción. Y otra cosa muy importante es tener buenos pateadores”.

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