El plantel de River es rico en jerarquía, con jugadores que son titulares casi inamovibles, otros futbolistas que luchan por ganarse su lugar y buscan aportar su granito de arena cada vez que les toca entrar y jugadores jóvenes surgidos de Inferiores que cada vez van teniendo más protagonismo. Agustín Fontana se ubica tranquilamente en el segundo ítem mencionado. El delantero llegó desde Banfield a principios de año pero transcurridos varios meses de su arribo todavía no pudo rendir como se esperaba.

La llegada de Fontana a Nuñez fue sorpresiva, sobre todo por la forma en la que se dio: en conflicto con Banfield, quedaba libre dentro de poco tiempo pero River negoció igualmente con los dirigentes del Taladro y pagó la importante suma de 1.750.000 dólares por el 75% de su pase. Se incorporó como una opción de recambio y apuesta a futuro para suplir las salidas de Pratto, Scocco y una posible venta de Borré y que, de adaptarse rápido, podía llegar a convertirse en el 9 de River pero hasta ahora nada de eso pasó.

La brecha en el nivel de los delanteros se acrecenta cada vez más. Los goles de Suárez, el talento de Álvarez y el despliegue de Romero se despegan de Fontana y también de Girotti, por eso tienen pocos minutos. En lo que va del campeonato, Fontana solo jugó cuatro partidos de 12 posibles, apenas uno de ellos como titular -45 minutos ante Colón en la primera fecha- y después un puñado de minutos ingresando en el complemento contra Vélez, Aldosivi y Sarmiento.

El combo de falta de minutos mezclado con la poca participación cada vez que le toca sumado a un desgarro que lo marginó un tiempo de las canchas le jugaron y le juegan muy en contra al delantero. El Muñeco lo usa poco, pero las pocas veces que lo puso se lo vio en otra marcha en torno al ritmo del resto del equipo y con un trabajo más abocado al choque con los centrales y al pivoteo que a la generación o concresión de situaciones de gol. Siempre se dice que el delantero vive del gol y el no poder marcar puede empezar a convertirse en una mochila para el atacante de 25 años.

Fontana aún tiene mucho tiempo para revertir la imagen y demostrar por qué el Muñeco confío en sus cualidades para ser delantero de River, pero las chances no serán ilimitadas y River necesita que todos los jugadores del plantel estén alineados en términos futbolísticos y en la misma sintonía.