Tenía 15 años cuando estaba en la tribuna y me hiciste sentir campeón después de hacerle un golazo a Argentinos, con Ramón en el banco y tu amigo Cavenaghi jugando al lado tuyo. Siempre me encantaron tus bailecitos en los festejos, meneando la cadera o levantando las manos. Tuve infinitas ganas de abrazarte cuando te vi llegar para ponerle el pecho al momento más terrible de todos los tiempos. Me desahogué en un mar de lágrimas como vos aquel sábado a la tarde de junio que nos devolvía a nuestro lugar de origen. Me volví loco de ira cuando algunos desagradecidos te echaron por la puerta de atrás. Sonrío cada vez que subís una foto a alguna de tus redes sociales. Se me infla el pecho cuando te preguntan por River y se te llena el rostro de alegría. Sigo todo el tiempo tu carrera y miro los resultados del fútbol griego por tu culpa. Y me ilusiono en cada mercado de pases con tu vuelta, igual que un niño cuando le deja las zapatillas y el pasto a los Reyes. Es el momento, Chori.

River necesita urgente un tipo que se haga cargo del juego, y que libere de presiones al resto. Alguien que se ponga la 10 en la espalda y que la lleve con altura y jerarquía, para cubrir el agujero futbolístico que dejó la partida de D´Alessandro. Aquel que ayude a Driussi y Alario, para que ellos encuentren aún más herramientas para seguir haciendo goles. Ése que junto a Maidana y Ponzio pueda actuar de referente dentro del vestuario, para apoyar a muchos de los pibes que vienen asomando en primera. ¿Y quién mejor que vos? Nadie. Es el momento, Chori.

Sé que estás jugando poco y que con 35 años encima no vas a tener la misma chispa que antes, pero tu aporte puede ser muy valioso, aunque el cuerpo quizás responda en plenitud solamente para 60 o 70 minutos. Sé que si llegan a hablar por teléfono con el Muñeco en 10 segundos se van a poner de acuerdo. Sé que, si agarrás cualquier micrófono para decir que querés jugar la copa, la dirigencia quedará expuesta y tendrá la obligación moral de negociar para que llegues. Sé que la plata nunca va a ser un impedimento, porque tu amor por River y su gente supera a cualquier contrato millonario a esta altura de tu carrera. Y sé que en todo tu cuerpo deben estar latentes esas cosquillas por ponerte nuevamente el manto sagrado, en busca de la gloria que Gallardo nos enseñó a coleccionar en los últimos años. Es el momento, Chori.

Ojalá que una vez más el corazón se apodere de tu cuerpo, y que de la noche a la mañana aparezcas nuevamente de sorpresa en Udaondo y Alcorta con el bolsito en mano. Deseo que esa sonrisa picarona vuelva a copar los pasillos del anillo. Y sueño todo el tiempo con que puedas coronar tu carrera levantando la Libertadores en el Monumental, igual que lo hizo tu gran hermano Fernando hace un par de años. Sería el merecido premio para ese hombre que, gracias a un gesto inolvidable, se ganó un juego de llaves eterno del club y de nuestros corazones. Es el momento, Chori. Es tu momento.

+ MERCADO: Todas las noticias y rumores del Mundo River.

+ RANKING: los regresos más significativos en la historia de River

asf