Primer acto: Se muestra. Recibe siempre perfilado. La acomoda con una pierna, traslada con la otra, y la pasa con la que recibió. Tac, tac, tac. Con la facilidad con la que se cruza una calle sin salida. Releva al 4 y al 3 al mismo tiempo porque sabe que van juntos al ataque. No se apura nunca. Gambetea a uno y se tira al piso a trabar contra el otro en una cuestión de décimas de segundos. Acierta todas las ubicaciones para que la pelota le caiga en cada rechazo rival. No sabe lo que es jugar un partido menos de 7 puntos. No lo concibe. Provoca suspiros orgásmicos y aplausos inconscientes en cada espectador.


Segundo acto: Se perfecciona y alecciona al resto. Sale del vestuario charlando de alguna jugada con un compañero. Mueve los brazos mientras le habla, mirándolo serio y a la vez apasionado. Escucha al DT, y replica la orden para que no pase por alto. Después va y lo abraza como a un padre cuando ganan juntos una final más. Le marca con una sana vehemencia un error no forzado a quien pudo haberlo evitado. Corre 70 metros para sonreírle en primer plano y abrazar al pibe que metió su primer gol en Primera, o al que dio el pase correcto en la jugada. Se pone la camiseta al revés de uno que no está para que todos lo recuerden en los festejos.

Tercer acto: Se ríe. Aparece en la mitad de las fotos de los entrenamientos mostrando los dientes por la felicidad de estar en su lugar en el mundo. Le rompe soberanamente los huevos a uno. Después a otro. Y se la devuelven. Y le encanta ese ida y vuelta con todos. Porque entiende que los espacios para las jodas tienen que existir. Así también es su manera de liderar un vestuario. Elogia al ídolo de 39 años apodado León, a quien le sacó el puesto de manera merecida, y se tiran flores y aprenden entre ellos.


¿Cómo se llama la obra? Nosotros disfrutando hoy como nunca que el señor Enzo Nicolás Pérez haya renovado su contrato con el club. Porque tener por largo tiempo más a un tipo comoo él significa la mejor manera de asentar las bases para el futuro, y de garantizarle el mayor y mejor apoyo futolístico posible a esta nueva y talentosa camada de pibes por la que Gallardo apostará muy fuerte en lo que viene. 

Y también de paso celebramos semana tras semana el proceso en el que se va convirtiendo en el próximo gran ídolo histórico de River. Porque es solo cuestión de tiempo para que ese círculo termine de cerrarse. Mientras tanto, sigamos bailando juntos al ritmo de nuestro referente más riverplatense, y a la vez del indiscutido mejor futbolista del continente.