Se cumplen 90 años del único enfrentamiento oficial entre los dos grandes del fútbol argentino que fue anulado y que, por lo tanto, no está reconocido en las estadísticas generales superclásicas, aunque el resultado que se dio en ese encuentro, que fue de empate sin goles, evita la polémica de uno y otro bando para que sea reconocido en el conteo final.
Ya rivales en el barrio desde hacía varios años, duelo acrecentado aún más desde que Boca subió a la máxima categoría en 1913, lugar en el que River ya jugaba desde 1909, los retos entre los dos clubes boquenses atraían multitudes aún en esas épocas en que ninguno de los dos podían ser catalogados como “grandes” del fútbol argentino, rótulo que sí ostentaba en esa época el por entonces poderoso Racing Club. Por la séptima fecha del campeonato de 1919, se enfrentaban el 27 de julio y por primera vez en el estadio de Boca de las calles Ministro Brin y Senguel, sito a muy pocas cuadras del field riverplatense, los dos viejos rivales del barrio, ante una multitud cifrada por la prensa de la época en más de 10.000 espectadores. El equipo de River, si bien presentó a algunos suplentes por lesión de titulares, también alistó a muchos de los jugadores que lograrían el título de 1920. La alineación “tricolor” fue la siguiente: Ísola; Chiappe y Calneggia; Taramasso, Cándido García y Simmons; Medone, Laiolo, Roldán, Ventura y Bonadeo. Vale reseñar que en la foto que ilustra este artículo y que corresponde al clásico aquí recordado, el que no está en la formación es Pedro Calneggia, pues muchas veces no formaba con el equipo por cuestiones de cábala,cosa que hizotambién en el estadio boquense, lo que es otra muestra de la rivalidad ya existente en esos días.
El partido fue áspero y muy disputado y los rivales no se sacaron ventajas por lo que el marcador no se alteró y el barrio no tuvo ni vencedores ni vencidos, lo que evitó las cargadas y las bromas pesadas que ocurrían siempre cuando uno de los dos resultaba vencedor de los duelos barriales, que incluían hasta crespones negros en las puertas de las casas de los derrotados de turno y mofas durante varios días.
Pero cuando el torneo iba por su novena jornada, hubo un hecho que cambió la historia. Para explicarlo, vale citar lo escrito por el historiador Diego Ariel Estévez, miembro del Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF) y autor del excelente libro “320 superclásicos”: “Cuando solo se habían jugado nueve jornadas del certamen de 1919, estalló un conflicto entre la Asociación y algunos clubes debido a desacuerdos en la designación de los delegados. La Asociación Argentina, entonces, expulsó a trece clubes de sus filas, la mayoría de los cuales decidió fundar una nueva entidad: la Asociación Amateurs de Football”. River Plate fue uno de las trece instituciones que formó parte del nuevo organismo y fue uno de los más duros clubes contra el proceder de la Asociación Argentina, pues el propio presidente Enrique Zanni acusó en la Memoria y Balance del club al ente, asegurando que cumplió “con un programa eliminatorio trazado de antemano para llenar aspiraciones personales y satisfacer agravios largamente cultivados”.
Lo concreto es que en la Asociación Amateurs se alistaron los mejores equipos argentinos, mientras que en la Asociación Argentina solo hubo un duelo entre Boca y Huracán, los únicos clubes que tenían cierto poder, enrolados con otros desconocidos y con escasa infraestructura futbolística. Al producirse la escisión del fútbol argentino, se decidió la anulación de todos los partidos que se llevaban jugados del torneo, por lo que el clásico del 27 de julio, corrió la misma suerte.
Lo que nadie sabía por ese entonces es que los viejos rivales del barrio de La Boca no se iban a volver a enfrentar hasta la reunificación del fútbol local, cristalizada recién en 1927. Fueron nada menos que ocho años sin enfrentamientos entre River y Boca, algo inimaginable en estos tiempos. Pero ese largo período sin clásicos no apagó la pasión ni apaciguó la rivalidad que, una vez restablecidos los duelos, sigue inalterable y con todo el color hasta nuestros días.



