En una entrevista exclusiva a La Página Millonaria, el marcador central, quien hoy se retiró de la actividad profesional, dejó en claro que estuvo muy cerca de regresar al club. Explicó cómo fue cada posibilidad y, sin mencionarlo, expuso a Passarella como responsable de la negativa.

Le quedó una espina clavada. Aunque la madurez hizo que pudiera asimilarla de la mejor manera posible, Martín Demichelis siente que podría haber tenido una etapa más en su querido River, donde disputó 68 partidos oficiales, marcó tres goles y dio dos vueltas olímpicas: Clausura 2002 y 2003. Las circunstancias realmente nunca lo acompañaron. Por diferentes razones en distintos momentos, jamás se dio su regreso como jugador al Más Grande.

Durante más de media hora, el defensor de 36 años le explicó en detalle a La Página Millonaria lo que ocurrió cuando se presentaron las posibilidades. Con suficiente paciencia y un tono pausado para narrar qué sucedió, poniendo un contexto adecuado a cada situación, “Micho” no dejó tema sin profundizar. Lejos de poner excusas vinculadas a las dificultades que tiene el país, puntualizó qué impidió su tan esperado retorno.

-¿Cuánto influyó la situación de Argentina en tu regreso frustrado a River?

-Honestamente, no fue por la sociedad o por cómo se vive en Argentina. Es cierto que si uno puede minimizar que te roben en la calle o algún secuestro, teniendo tres hijos, lo pone en la balanza. Pero la decisión de volver o no, no se dio por la sociedad o el problema de turno en la Argentina, sino porque siempre hubo contratiempos que no hicieron que uno de mis sueños se hiciera realidad.

-¿Cuántas posibilidades concretas hubo de que volvieras a River desde que te fuiste en el año 2003?

-La primera concreta fue cuando quedé libre del Málaga. Unos meses antes había tenido el accidente trágico de mi papá (NdeR: falleció en un accidente de tránsito, a fines de enero de 2013) y fui a la Argentina decidido a quedarme. También en ese momento el entrenador era Ramón y me quería. Por ciertos motivos que dije hace poco y no me gustaría seguir especificando, no se dio la vuelta, por alguien en particular que realmente no tuvo el interés de que yo vuelva. En ese momento no estaba en mi esplendor, pero sí bien, venía de dos años muy buenos en el Málaga. Venía de hacer una Champions muy buena y en zona europea con el Málaga. Al desinterés de cierta persona, surge por otro lado el interés del Cholo Simeone para integrarme a un plantel que ya era competitivo e incluso lo fue al año siguiente ganando la Liga y llegando a la final de la Champions. Después creí que sí estaba muy cerca cuando lo venden al Melli (Ramiro Funes Mori) a Inglaterra porque se instaló mi nombre en la prensa y, al arrancar la temporada en el Manchester City, era el cuarto marcador central. Como se había instalado tanto mi nombre en la prensa, yo había hablado con el Manchester City, con Manuel Pellegrini y con los encargados de llevar adelante la parte deportiva del club para que si me llamaban, con muchas ganas me iba a ir para River. Pero en ese momento vendieron al Melli y entiendo a Marcelo (Gallardo), que prefirió quedarse con Balanta, que no nos olvidemos que meses atrás era ovacionado por el Monumental hasta que el Melli le ganó la posición. Es entendible que se pueda quedar con quien lo suplantó y que anteriormente le había dado mucho éxito. Seis meses después, cuando en River me llaman porque querían incorporarme, hubo contratiempos. Tras arrancar como cuarto marcador central en Manchester City, pasé a ser titular con Nicolás Otamendi porque los otros dos centrales estaban lesionados, el belga Vincent Kompany y el francés Mangala. Entonces, el club en ese momento dijo que era imposible que yo saliera. Estaban las cuatro competiciones: la liga, la Champions y las otras dos copas. Éramos los únicos dos centrales que jugábamos cada tres días. Me dio mucha pena porque ahí no se pudo dar. Siempre hubo esos pequeños contratiempos: los clubes, las carreras de los jugadores y, en definitiva, no se dio. Pero no le guardó rencor a nadie y me quedo con el orgullo y de la honradez de que por le menos en Europa traté de dejar bien representada la bandera de River como lo hicieron Saviola, Aimar, Crespo, Almeyda y otros jugadores que vinieron acá a abrirnos la puerta a los que veníamos por detrás.

-En el 2013, ¿la decisión no fue del cuerpo técnico que sí te quería, sino que vino de otro lado la falta de interés?

-El cuerpo técnico se brindó de una forma incondicional. Yo le estoy eternamente agradecido a Ramón Díaz. Primero, porque él me hizo debutar y me dio esa confianza que necesita un chico juvenil. En la posición de defensor, por lo menos hasta la época en la que estuve yo, River siempre trajo jugadores de renombre y era difícil hacerte lugar, entonces le estaré eternamente agradecido. Y que él ponga mi nombre en la mesa para que yo volviera, imaginate lo que me despertaba a mí. El vicepresidente Diego Turnes en ese momento también se juntó conmigo y me ofreció y tradujo las ganas de que yo pueda volver. Después apareció en escena el presidente de ese momento, nos reunimos al día siguiente o a los dos días, no recuerdo, en un restorán muy reconocido de la Costanera. Hubo una conversación y la verdad que el desinterés que me hizo sentir, prácticamente deseándome suerte en el Málaga… Pensé “wow”, en fin… O no supo quién, o no me reconoció o no sabía, o no quería o no le interesó. Obviamente, no hubo que seguir hablando mucho más.

-Hace un año, se había presentado una charla en la cual vos pediste un tiempo por un tema personal y del lado de River se hizo complicado, ¿fue así?

-Sí, por eso soy un agradecido a los dirigentes que están ahora: el presidente a Enzo (Francescoli) y también a Marcelo (Gallardo). Cuando vendieron al Melli, yo no fui la prioridad, después sí intentaron que se dé. Cuando quedé libre del Manchester City, yo estaba de vacaciones acá en España e incluso me había hecho una pequeña cirugía, que en 10 o 15 días iba a estar bien, algo que no era importante en la carrera de un jugador a la hora de recuperar el entrenamiento. Como no era nada, me fui primero de vacaciones a la Argentina y luego a España. Ellos se comunican conmigo y les hago saber que necesitaba aunque sea 15 días más para volver a entrenarme. A ellos les urgía demasiado la necesidad de incorporar un marcador central y, al otro día, ficharon a Lollo.

-Claro, fue otro desencuentro más, es como que tu vuelta nunca se quiso dar…

-Sí, lamentablemente, no lo supe enseguida, habiendo acabado la temporada en el Manchester City, porque si no, me hubiese hecho esa pequeña cirugía en Buenos Aires o siendo jugador de River. Pero hubo contratiempos que no nos volvieron a reunir.

-Si pudieras dar marcha atrás en el tiempo, ¿hay alguna decisión que cambiarías?

-Cuando a mí me vende River, estuve ocho temporadas en Bayern Münich. Después me quedaba un año y medio de contrato cuando vine cedido a préstamo al Málaga, con opción de compra obligatoria. Nos salvamos del descenso y el Málaga tiene que hacer uso de la opción en cinco millones de euros. Al poco tiempo, River se va al descenso y varios de los jugadores que habíamos salido de River, empezamos a hablar para intentar ayudar. En mi caso fue imposible porque yo era un referente del Málaga en ese momento y me acababan de comprar, era una inversión muy grande para un club que estaba en pleno crecimiento. Entonces, para mí fue imposible ir en ese momento. Por eso, cuando dos años después quedo libre y existe la real posibilidad de ir para allá, pasó lo que te conté anteriormente: hubo un desinterés muy grande de parte del presidente y enseguida se acabó. Yo entiendo al hincha porque muchos jugadores volvieron, pero por ahí el hincha no entiende que hay momentos en que los clubes que te contrataron están viviendo un presente que no te pueden liberar.

-¿Sentís para aquellos jugadores que triunfan en Europa, surgieron del club y están muy identificados con River hay una obligación de volver en algún momento?

-El hincha siempre quiere que esos exjugadores volvamos. Y entiendo que así sea porque los argentinos en lo pasional somos los número 1. No tenemos competencia en ese sentido, somos pasionales como hinchas, queremos que el jugador se brinde 100% a los colores. Yo sé que algunos me sabrán entender y otros quizás todavía tendrán el rencor o el remordimiento de que nunca volví. La verdad uno no puede conformar a todos en la vida. Cuando intenté, no se dio, o no quisieron o no me demostraron interés, y me tuve que quedar entonces con la misma pasión que tuve hacia River desde chiquito. Lo digo con mucho orgullo. Mi hijo también es un apasionado del fútbol e hincha de River.

-Confesaste que sos hincha de River, ¿sos de seguir los partidos en la medida posible?

-Siempre. No sólo yo, todos los argentinos que estamos en Europa somos unos enamorados de ver el fútbol argentino. Independientemente de los horarios, de los partidos o los viajes, siempre que tengo la posibilidad vía Internet o vía televisión, obviamente veo los partidos.

-¿Qué significa River en tu vida?

-Le estoy eternamente agradecido por haberme dado la formación durante los años que estuve en la pensión, en el instituto y ayudando en las oficinas mientras era cadete porque mi futuro no se decidía, estaba en Cuarta, en Reserva, alternaba con Primera y volvía a bajar. Entonces, mientras tanto, trabajaba como cadete en alguna de las oficinas del club. Después me dio la posibilidad de convertirme en jugador profesional. Tengo que reconocer que mi papá era de Boca, pero quiso que yo sea de River. Haber sido jugador profesional de River fue el máximo sueño al que pude aspirar desde mi infancia. A River llegué a principios de 1998. En 1996 y 1997 jugué en Renato Cesarini, una escuela de fútbol. Me acuerdo que Délem era el coordinador de las Inferiores y con su gente fue a ver todas las Inferiores de Renato Cesarini. Ahí eligieron algunos jugadores para que fuéramos a Buenos Aires en enero, durante la pretemporada. Jugué algunos partidos y ahí decidieron que me quedara.

-¿Qué fue lo que más disfrutaste de tu carrera y qué te quedó pendiente?

-Me quedó pendiente haber ganado algo con la Selección, es el orgullo más grande que puede sentir un jugador y lo saben todos. Eso quedó pendiente. Los momentos más lindos son siempre que uno gana títulos porque es la coronación ideal que cierra un año o un semestre. En lo personal, tuve la posibilidad de ganar 16 títulos. Gané un título en el equipo del que soy hincha y con el que debuté, fue uno de los máximos sueños cumplidos.

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-Estás invitado a la despedida de Cavenaghi, ¿ya confirmaste si vas a ir?

-Sí, la verdad que Fer es uno de los grandes amigos que me regaló el fútbol. Siempre decimos que la época de la pensión es uno de los más lindos para el jugador de fútbol porque las amistades se hacen muy fuertes y son para siempre. Con Fer viví todo eso en la pensión del club y luego en los hoteles a los que el club nos fue enviando por la cantidad de chicos que había en la pensión. Llegamos casi juntos a la Primera, él llegó antes. Después nos reencontramos muchas veces en Europa por la amistad que teníamos, algunas a veces en la Selección. Soy un agradecido de ser un amigo de Fer y obviamente voy a ir a brindarle todo mi cariño como va a ir toda la gente de River ese día. Estoy seguro que el Monumental va a estar repleto.

-¿Te gustaría dejarle un mensaje a los hinchas de River?

-Quiero agradecerles porque viví momentos inolvidables en el club y porque cuando estuve me brindaron todo su cariño. Para los que sintieron o se sienten ofendidos porque no pude volver, quiero ofrecerles mis disculpas, pero que sepan entender que hubo contratiempos que hicieron que la vuelta no se pudiera concretar. Y, honestamente, volver por volver, estando mal, porque incluso ahora que estoy sano podría haber intentado golpear la puerta para ir y aunque sea ponerme 15 minutos la camiseta de River, pero no estoy para dar el 100% y ni River, ni la camiseta, ni la gente ni nadie se lo merecen. Sí quiero decir que seré un hincha más y voy a ser socio de River y Málaga.

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