Promediaba el año 2015. River ostentaba el Torneo Final 2014 conseguido por Ramón Díaz,  nada más y nada menos que la Copa Sudamericana con eliminación incluída a Boca Juniors, y la reiterada eliminación boquense luego del papelón del gas pimienta e incluso la coronación de América del River del Muñeco, cuando Carlos Tévez luego de una victoria por el torneo local, declaraba en el Monumental: "volvió todo a la normalidad".

Ay Carlitos, ¿todo lo que faltaba aún no? Ni quiero nombrar la Libertadores eterna todavía, es más, ni siquiera te menciono la serie de semifinal de la Copa del 2019. Solo te deslizo por ejemplo, la Supercopa 2017 en Mendoza. ¡Otra vez te ganábamos un mano a mano a todo o nada! (De paso, amigo boquense, eso es un mano a mano: River vs. Boca a matar o morir en uno o dos partidos, no vos jugando contra Gimnasia en tu cancha y nosotros contra Atlético Tucumán).

 

Pido perdón de antemano, quizá no habla bien de mi como periodista, pero debo admitir que tengo que googlear bien las fechas y las eliminaciones de Boca en manos de River. En serio, son tantas ya y todas definitorias que se mezclan los años y certámenes. Nobleza obliga, Boca me parece un justo campeón de esta Superliga, y más allá del papelón de Lousteau en este último encuentro, el torneo River lo perdió por defectos propios y méritos de los rivales. 

"Se terminó la mentira" dijo Marcos Díaz, arquero suplente de Boca, luego del título conseguido por el equipo de Russo. Lástima que no le repreguntaron a qué se refería con la mentira. De verdad no entiendo, ¿qué mentira? ¿Las 5 eliminaciones en 4 locaciones diferentes? ¿La consagración eterna conseguida en Madrid? Ojo, quizá se refería a otra cosa y yo lo estoy prejuzgando y habla de alguna mentira puertas adentro en el club de La Ribera. En ese caso, mala mía, perdón Marquitos. Ah, antes de decir "se terminó la mentira", dijo "volvió la normalidad", sí, igual que Carlitos casi 5 años atrás, antes de Mendoza, la Libertadores 2018 y la semi del 2019... (insertar aquí emoji del hombrecito pegándose en la frente).

"Es más lindo ganarlo así, con una gallineada de ellos". El autor de tan sagaz declaración es Nicolás Capaldo. Algunos quizá lo recuerden por fallar un gol increíble en el Monumental en la serie por la Libertadores 2019 y luego irse expulsado, algo así como "gallinearla". Pero todas estas frases son sin duda alguna un error garrafal del flamante campeón de la Superliga.

Una vez más escupen para arriba y pinchan irónica e insólitamente contra un ciclo y un entrenador ganador como nunca se vio en el fútbol argentino (con chapa internacional y eliminando una y otra vez a su clásico rival, mano a mano, no dependiendo de otros equipos).

A nadie le gusta perder, está claro, y no voy a ser tan estúpido de decir que es bueno que se nos haya escapado la Superliga porque así de esta manera aprendemos y crecemos para conquistar cosas superiores, pero es una realidad que las derrotas son ineludibles tanto en el deporte como en la vida, y que gracias a Dios tenemos un cuerpo técnico que se nutre de ellas para agrandar el monstruo que creó: un River multicampeón.

Recuerdo la derrota con Racing en el Torneo Transición 2014 que dejó servido el campeonato al conjunto de Avellaneda. Circunstancia especial porque River ese partido lo disputó con un mix de titulares y suplentes apostando todo a la serie de la Sudamericana con Boca. Pisculichi, ¡qué viva el fútbol! y luego vuelta olímpica internacional ante Atlético Nacional.

Independiente del Valle nos golpeó en la mandíbula en la Libertadores 2016 con una precoz eliminación en Octavos de final después de un partido imposible, y un año más tarde sucedió lo que para mi fue una de las dos derrotas más duras de este ciclo: la semifinal con Lanús de la Copa del 2017. ¿Quién iba a decir que luego de eso íbamos a celebrar como nunca una Supercopa que quedó simbólica ante el evento de que era ante ellos? Y mucho menos aún que en diciembre del 2018 íbamos a tocar el cielo con las manos ganando lo que nunca nadie ganó en la historia y haciendo que ellos pierdan lo que nunca nadie perdió en el mundo: la final del certamen más importante del continente ante tu clásico rival.

Como si fuera poco, después de todo eso llegó una nueva sepultura: semifinal de Copa Libertadores 2019, la revancha no revancha que tampoco pudo ser para ellos. ¿Firmarías los golpes sufridos previos a marzo del 2018 con tal de conseguir todo lo que logró Marcelo Gallardo como DT de River? No se duda ni dos segundos.

 

El golpe de la final ante Flamengo fue fuerte, sobre todo por la manera y porque estaba ahí, a pasos de ser nuestra. Ese fue un golpe realmente fuerte. La Superliga 2019-20 es una derrota global que duele y que debe sumar como antídoto para que Napoleón y su tropa hagan lo que mejor saben hacer: ser River.