El Cabezón volvió a deslumbrar y fue la figura de River y del Superclásico. No tuvo compañía pero se las ingenió para generar peligro constantemente. Un paso adelante del resto.

El rendimiento de River en la Bombonera no fue el esperado, sobre todo porque el conjunto Millonario tuvo un hombre de más en el campo de juego durante el trascurso de casi todo el encuentro. Por ello fue que los hinchas no quedaron conformes ni con el resultado ni con la actuación.

A pesar de ello hubo un jugador que sí llenó los ojos. Se trata, por supuesto, de Andrés D’Alessandro. De principio a fin, el experimentado volante de River marcó diferencias y llevó peligro de forma constante hacia el arco defendido por Agustín Orión.

Lamentablemente, el ex jugador de Internacional de Porto Alegre no tuvo compañía. Con ella podría haber lastimado mucho más, pero no la encontró ni en los volantes ni en los delanteros. El único que logró auxiliarlo de a ratos fue Camilo Mayada, pero sin demasiada claridad.

De todos modos, D’Alessandro hizo méritos suficientes para ser la figura de River y del partido sin lugar a discusión. Cada vez que tomó la pelota demostró por qué está un escalón por encima del resto: pensó y ejecutó de manera acertada.

El esférico se sintió mejor tratado cada vez que tuvo contacto con los pies del Cabezón, que le dio un destino claro siempre. Buen manejo, distribución precisa y lanzamientos punzantes que inquietaron a Boca de forma repetida para demostrar que, a pesar del paso de los años, sigue siendo distinto.

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