Cuando el sentido común hacía prever una limpieza masiva, la dirigencia aplicó una política suavecita y sólo Eduardo Tuzzio pagó los platos rotos, siendo el único separado del plantel más perdedor de la historia de River. Y ese mismo plantel -sin refuerzos ni líderes- vuelve a demostrar que si no se producen cambios, el primer semestre de 2009 será nuevamente un rotundo fracaso.
El hincha de River está harto de los papelones y las vergüenzas futbolísticas. Harto de una dirigencia que no dirige, avergonzado de que el jugador más irrespetuoso de la historia de River sea quien lleve la cinta de capitán y desilusionado con un plantel que en los partidos chivos no pone lo que tiene que poner. El hincha está harto de estar harto.
Pero el hincha tampoco está sorprendido. Porque si las piezas no se cambian, el producto va a ser siempre el mismo. Y River 2009 es la misma desilusión que el River que terminó el 2008 en el último lugar. Porque la dirigencia no se atrevió a tomar las decisiones que tenía que tomar. Porque los jugadores siguen alojándose en lujosos hoteles 5 estrellas como si fueran figuras mundiales, porque en River no existe una política de premios y castigos.
Es hora de que el presidente Aguilar tome decisiones en serio. Es hora de que de una vez por todas los dirigentes ligados al fútbol de River se den cuenta de que han hecho las cosas mal y den un paso al costado. Es hora de que a la vuelta de la pretemporada se separe a por lo menos cinco jugadores del plantel profesional actual. Es hora de que vengan los refuerzosporque así, todos los caminos conducen al fracaso.
