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Aquel sprint de Pipino contra Racing

El sprint de Pipino Cuevas contra Racing

pablo-desimone

Aquel golazo de Pipino, que prácticamente definió el título del Clausura 2002, fue uno de los goles más gritados por el hincha de River. Una tarde inolvidable para dos guaraníes en la que Pipino hizo los 100 metros en 9 segundos y Ricardo Rojas fue el Clark Kent de River.

¿Cómo olvidar aquel Sapukay histórico? Que fue revancha de aquel partido perdido injustamente en el Apertura cuando la estatua de Merlo, quedó chica y merecía un lugarcito para Baldassi. Pero el fútbol es así y siempre da revancha. Especialmente, cuando uno menos lo espera. Y aquella tarde, cuando el partido se moría, en el instante final apareció lo maravilloso del fútbol. La sorpresa, lo inesperado, la jugada insólita. Pipino definía a lo grande luego de recibir un pase preciso de Ricardo Rojas, el Clark Kent de River. A ver, click. Video, On:

Un minuto en el futbol puede ser la gloria o Devoto. Y esta vez ese tercer minuto de descuento que podía ser la gloria para el equipo de Mostaza terminó en Delirio y carnaval millonario y Devoto para la Blanquiceleste….El gol de Cuevas desató el grito atragantado. Un sapukay estremecedor. Un estallido de alegría que nació en las entrañas de los 40.000 riverplatenses que estuvimos en el Monumental y se alargó en el rugir de todo el país. A los 48 minutos del segundo tiempo llegó la victoria con sabor a campeonato. En un final de película, de ciencia ficción, de suspenso y también de historia de amor.

Como explicarlo, si todavía me late, me late, me late el corazón. Lo único que sé que fue la jugada del campeonato. Por dramatismo, por importancia, por insólita. Porque desbarata toda una concepción cientificista de este “juego”, (¡sí , juego dije!), donde según el técnico rival , “todo estaba planificado”. Menos ese contragolpe letal, querido Mostaza. Me acuerdo cada vez más de Panzeri y me retumba aquello de la “chantocracia” a la hora de hacer declaraciones de algunos protagonistas. Y me duele decirlo, porque Mostaza es de River y como jugador nos llenó de satisfacciones pero no me puedo hacer cómplice de una ideología que no comparte el hincha de River, en general. ¿Dónde se compra la previsibilidad?.

Del partido, hay mucho para decir, pero lo voy a sintetizar en una contradicción vernácula que define desde hace rato el estilo de River y Racing. Se enfrentaban : el juego vs.la trampa. (Leer “De Futbol Somos” de Rodolfo Bracelli y sus capítulos analizando a Racing del 66/67 y el Estudiantes de Zubeldía) River que jugaba con una ventaja de seis puntos salió a hacer lo único que sabe hacer. Ir a buscar el partido. Sin especulaciones, apostando al juego que le da circulación a la pelota, que asegura el destino del balón, que estira la cancha y que a veces no se hace tan vertical. Que parece lento pero no lo es. Que acelera cuando debe después de controlar el balón y moverlo de un lado al otro. Todo esto que esta en flagrante contradicción con los slogans mordernosos que nos quieren cambiar el gusto por la voluntad. No hay ingenuidad en los que venden “actitud” o “presión” o “huevos”. Ganar o ganar es el gran negocio de la “industria futbolera”. No importa como…A nosotros sí, y a Ramón también para nuestra suerte.

Para la infinidad de “analistas de sistemas y tactisísmos”, sus interpretaciones se caen como un castillo de naipes cuando aparece un equipo como el de Ramón que juega bien, con lujos y chiches por momentos y además presiona al rival. Lo encierra en su campo, le crea no menos de seis situaciones de gol, que solo el momento espectacular que atraviesa Campagnuolo lo puede salvar. Como la pelota no entró cuando River, en ese primer tiempo borró a Racing de la cancha y después en su desesperación por ir a buscar el triunfo dejó abiertos los espacios para el contragolpe, soportando dos mano a mano de Estévez, mal definidos y bien conjurados por Comizzo, De hecho el contragolpe del gol, es una contingencia más de lo imprevisible. No hay nada de ciencia en ello.

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Pero volviendo a lo “impensado” del fútbol, el final del partido, excitante, vibrante, maravilloso en las tribunas, dando el pueblo de River otra muestra de superioridad en colorido y cantó al resto de las hinchadas, le aplica un golpe de knocaut que desbaratan cualquier pretensión estructuralista del juego. Cuando River debía haber ganado por demolición, llega ese “ milagro” que nace en el rebote de Cambiasso al tiro libre de Ubeda. “La jugada planificada” pasa a los pies del guarani-gaucho, Rojas , que se convierte en Roberto Carlos y mete una diagonal para Pipino. Este que tiró el arpa al Paraná , “que estaba atento” como le pidió Ramón, y que emprende una carrera de orejitas paradas como un ciervo del monte del chaco-paraguayo. El otro gran protagonista fue Martín Demichelis al que le tocó calzarse los guantes. Párrafo aparte para el misionero Rojas. ¿Cuándo se pone el traje de Superman este tipo que nadie se da cuenta?. Lee a Sófocles, a Séneca , toca el violín, no quiere ir al Mundial por no separarse de su hijo recién nacido. Sabe de la importancia de su presencia en su evolución psicológica y además, de perfil bajo se hace fundamental en el grupo humano de este River. Y al final, aparece, este Terminator habilidoso que se dio el lujo de anular a Chatruc y darle seguridad a una defensa que por momentos se descompensó en las excursiones del Micho, yendo y yendo a buscar. Y, por si eso no alcanzara, además fue el “socio” del gol de Cuevitas metiendo una pelota cruzada con zurda perfecta..
Y esta vez “no le temblaron las piernas”, al Pipino. Si lo habrán condenado tan injustamente desde la sobre exigente San Martín Baja. Hace un dribbling perfecto, a la velocidad del rayo, a 200 km por hora y el estadio entero gritó el gol como un Sapukay que se escuchó hasta en la Boca.
Si, de “contra”. Como les gusta a los dogmáticos de la planificación. Racing, se suicidó con Demichelis como arquero (je, je). No estaba en sus planes.

Y River cantó que la “ bocha está en la “Cuevas”, y al millo los pajaritos le cantan y la Academia que ya no se levanta”.Solo para salir en malón a correr a Comizzo que les chantó el gol en la jeta, luego de ser expulsado correctamente, ante una provocación. Injustificable, de parte de quién viene: El “chanchi” Estévez. Alguien que debería saber que para ser “virgen”, no se puede ser “medio virgen” como lo es él. Gol y triunfo histórico y pensar, que un minuto antes uno no quería mirar. ¡Qué ganás de darnos vuelta que había y cuando todos pensábamos que si iba al rectángulo era gol de Racing, cuando se animó, le salió el “tiro por la culata”. Delirio y carnaval, locura millonaria. Ganó el juego que quede clarito. El país se preparaba para otra fiesta. Porque la “vuelta” se acercaba. Fue aquella tarde del sprint glorioso de Pipino. Una más del “0y,oy,oy,oyoy es el equipo de Ramón. ¡Acordate Blanquiceleste!….Para los que no lo vieron, a buscarlo en youtube. “Yo te pido la Acadé…que aguante un rato más…nos vamo a ver de nuevo”.

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