El delantero uruguayo de 36 años se mostró muy activo durante sus 25 minutos dentro del campo. De pique corto veloz, exigió a la defensa rival y, pese a algunos movimientos fallidos, dejó una buena impresión.
Eligió la camiseta número 19. Podría haber optado por la emblemática 9, sin dueño fijo desde la partida de Fernando Cavenaghi. Sin embargo, Iván Daniel Alonso Vallejo, como reza su documento, color sepia en la consideración de varios hinchas, prefirió el perfil bajo, un estilo que lo caracteriza, para su inicio en River.
Surgido de River de Montevideo, pasó por Deportivo Alavés, Real Murcia, Espanyol de Barcelona, Toluca y Nacional de su país hasta recalar en el River más importante de todos. Pedido de manera insistente por Marcelo Gallardo, el atacante, quien cumplirá 37 años el 10 de abril, exhibió características muy interesante en su bautismo absoluto con el manto sagrado.
Cuando iban 20 minutos del segundo tiempo, hubo uruguayo por uruguayo. Afuera, Mora; adentro, Alonso. El punta veterano se ubicó entre los delanteros en un 4-3-3 definido, teniendo en cuenta que Quilmes ya jugaba con uno menos por la expulsión de Rodrigo Braña. Enseguida entró en acción, pero quedó en posición adelantada.
La siguiente aparición de Alonso fue mediate un cabezazo, a los 24 minutos. Centro de Leonel Vangioni desde la izquierda y por el segundo palo surgió el ex-Nacional para obligar a que el arquero Walter Benítez se luciera. Ciento veinte segundos después, el goleador charrúa nuevamente estuvo cerca, aunque el balón le rebotó y, sin querer, terminó en asistencia para que Lucas Alario señalara el 5-1 definitivo.
Pese a que tuvo movimientos desacertados e incluso sin suerte, producto de rebotes demasiado circunstanciales, Alonso exhibió un excelente estado físico. Rápido, de pique corto llamativo y solidario para apretar a la defensa rival, dejó una buena impresión. Es verdad que le faltó el gol, alimento incondicional de un delantero, pero promete ser una carta peligrosa si continúa así.