El 21 de diciembre de 1997, River igualó con Argentinos Juniors en un tanto y obtuvo el Torneo Apertura y, en consecuencia, el tercer tricampeonato de la historia millonaria.
Una formación que se repetía de memoria, buen fútbol y grandes espectáculos garantizados, un Monumental que vibraba con ese equipo. Se pueden decir muchas cosas del gran River de Ramón Díaz que logró el Apertura 96, el Clausura 97 y la Supercopa cuatro días antes de la obtención del tricampeonato. Siempre los elogios parecerán escasos.
Como refuerzos tras el título del Clausura, llegaron Martín Cardetti, Diego Placente, Pedro Sarabia y Sebastián Rambert y se produjo el regreso de Juan José Borrelli.
El desarrollo del torneo tuvo una característica especial: fue un mano a mano apasionante entre River y Boca, con el agregado extra de que el elenco riverplatense también tenía el desafío de conseguir por primera vez la Supercopa que se jugaba simultáneamente al torneo doméstico.
Tras perder el clásico en la décima fecha, River enfrentó el sprint final del Apertura con el eterno rival siguiéndole los pasos, pero el derrotero de los dirigidos por Ramón Díaz fue impecable, porque en los siguientes ocho encuentros, sumó siete victorias y tan sólo igualó ante Vélez como visitante.
En un final maratónico y agotador, con partidos cada cuatro días entre ambas competencias, River llegó a la fecha final con tres puntos de ventaja sobre Boca. Mientras los xeneizes jugaban contra Newell’s en su estadio, River debía enfrentar a Argentinos Juniors como visitante, en el estadio José Amalfitani.
Un gol del gran Marcelo Salas cerca del descanso, puso a River al borde del título. Si bien a la media hora del segundo tiempo igualó Roberto Saavedra, el empate le alcanzó a River para obtener el título, haciendo inútil el triunfo de Boca ante Newell’s.
Un nuevo festejo en ese 1997 triunfal; una gran alegría, tal como lo reflejaban los afiches callejeros. River sumaba su tercer tricampeonato. Como solamente los grandes saben hacerlo.



