El Senior de River está repleto de estrellas que se llevan las miradas de todos los hinchas en cada uno de los partidos que disputan, sean en el Estadio Monumental, River Camp o la cancha auxiliar en Nuñez. Rodrigo Mora, Chori Domínguez, Ariel Ortega, Jonatan Maidana, algunas de las leyendas riverplatenses que siguen despuntando el vicio con el Manto Sagrado.
En medio de tamañas figuras, también hay lugar para ex futbolistas no tan conocidos como Sebastián Olivero, una fija en cada uno de los planteles del Más Grande en la categoría en los últimos años. Ya sopló 37 velitas, juega como lateral o volante por derecha, es decir carrilero, y disfruta día a día de compartir cancha con los mejores de la materia.
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Sebastián Olivero, una de las caras poco conocidas del Senior de River
Olivero está desde 2022 en el Senior de River, que actualmente es dirigido por Omar Labruna luego del fallecimiento de Máximo Gallardo hace unos meses. “Soy hincha de River desde la cuna, respiro River. En pandemia estuve unos meses en Santa Fe, dónde jugando al fútbol conocí al Bichi Fuertes. Tiempo después me invito a ser parte del Senior“, le contó a La Página Millonaria sobre cómo se dio su llegada al club.
Olivero saliendo al césped del Monumental junto a su sobrino antes de la final con Tigre disputada en 2024.
Y reveló que el padre del Muñeco fue un actor clave para que pudiera quedarse: “Maxi Gallardo me dio el OK para formar parte del plantel en ese momento y me quedé hasta el día de hoy. Soy un agradecido a los dos“.
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No es poca cosa compartir cancha y vestuario con próceres como Francescoli, Ortega y Maidana y así lo vive: “Es un placer. De tenerlos en un poster a compartir cancha con ellos. Un sueño. De todas formas la parte más linda es la humana, son gente maravillosa. Realmente se generó un vínculo muy lindo entre todos los del plantel. Los lunes pasaron a ser el mejor día de mi vida“.
El tatuaje de Cavenaghi y sus ídolos
Fernando Cavenaghi fue el ídolo de una generación entera de hinchas de River, que crecieron a base de sus goles y festejos besándose la camiseta. Olivero es uno de los que vio al Cavegol en la tribuna, gritó sus conquistas y por eso decidió llevarlo para siempre en su piel: tiene un toro, animal que el futbolista utiliza en su logotipo propio, con un círculo rojo de fondo (en homenaje a la Libertadores 2015 y la clasificación al Mundial de Clubes) en uno de sus biceps.
El tatuaje que tiene Olivero en uno de sus brazos.
Además, guarda mucho aprecio por otros apellidos pesados de la historia riverplatense: “A nivel personal el Burrito siempre fue mi debilidad futbolística, en los recreos siempre jugaba a ser Ariel. Por un tema de puesto, de chico me encantaba el Chacho Coudet. Y por supuesto lo que hizo Cave y el Chori fue la muestra de amor más grande que vivimos los hinchas“.
Corta trayectoria como profesional
La etapa de Olivero como jugador profesional fue efímera: a los 23 años decidió colgar los botines tras vestir los colores de Colegiales en el ascenso argentino y breves pasos por el Oggiono y el Brera, modestos clubes del ascenso de Italia. Al alejarse de la pelota, decidió volcarse al mundo empresarial, donde se convirtió en gerente comercial en Suono, una empresa de electrodomésticos. Actualmente convive con sus dos facetas, el fútbol como hobbie y la tecnología como trabajo.
