River perdió de local con Deportivo Riestra y la conferencia de prensa de Marcelo Gallardo blanqueó lo que ya no se podía esconder: la crisis futbolística del equipo. Frases aisladas en distintas respuestas del DT pintaron el preocupante cuadro de situación, en la antesala de una final anticipada con Racing por la Copa Argentina.
Como siempre, fue la eliminación en Copa Libertadores lo que pegó como un uppercut al mentón. Sin embargo, la clasificación podría haber maquillado el presente pero no tapar el sol: en poco más de un año, Gallardo todavía no le encontró la vuelta a River.

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La responsabilidad de Gallardo en la crisis de River
Sin dejar de lado el amor (el Monumental se lo demuestra cada fin de semana), el Muñeco es el primer responsable de la crisis. Él lo sabe y lo asume. “Me hago cargo y pido disculpas”, dijo. En tres mercados de pases, Gallardo armó un plantel prácticamente nuevo. Le dio salida a varios cuyo ciclo estaba cumplido, pero los que llegaron no terminan de estar a la altura.
Así, la elección de refuerzos aparece como un primer detonante. River ha hecho grandes erogaciones por futbolistas que no parecen aptos para vestir el Manto Sagrado: Castaño, Galarza Fonda, Bustos, Meza, entre otros. “Es futbolístico y mental”, resumió MG, reiterando en “la exigencia de River” y el tiempo de adaptación que requiere.
Eso lleva a que jueguen los “héroes de Madrid”, jugadores que quedarán en la historia grande del club, pero que actualmente tampoco justifican sus presencias. En ese escenario, pasan los partidos y el DT no encuentra un 11 que salga de memoria. Desde que asumió, pocas veces repitió un equipo. Probó nombres, características, funciones, esquemas y formas de juego.
El seguir insistiendo con cosas que no funcionan es otro de los aspectos que se le podrían machacar al entrenador. El marcaje en zona en la pelota parada de hoy, el jugar con extremos sin tenerlos de ayer. Ni hablar las reiteradas oportunidades que le dio a varios futbolistas. Pero es allí donde empieza a exceder la culpa del DT.

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El rol de los jugadores en la crisis de River
Ante una punzante pregunta sobre si los jugadores se hacen cargo del presente de River, Gallardo respondió: “No es mi forma expresar culpas a los futbolistas. Yo la autocrítica la hago hacia ustedes y me hago cargo. Después puertas adentro se habla, se trabaja, se intenta corregir, se estimula“. Una frase que, sin exponer a nadie, sí devela que en el CT hay descontento por la falta de reacción de algunos.
Es que lo macro le corresponde al DT: esto es, la conformación del plantel, el plan de entrenamiento, la búsqueda del estilo, la táctica y la estrategia, entre otros aspectos. Pero una vez que arranca el partido, empiezan a jugar las decisiones individuales de cada futbolista.
Y en ese sentido, no es culpa de Gallardo que un marcador se desconcentre en una pelota parada, que un lateral no cierre bien en el área, que los volantes erren pases fáciles, que el delantero no la meta estando de frente al arco, y así se podría seguir. Mucho menos las expulsiones sin sentido, como la de Salas ante Riestra. Porque los errores individuales también vienen marcando la suerte de River.
El mercado de pases no es la solución
Obviando a los que se fueron en los últimos 15 meses (por algo se han ido), cuesta salvar nombres puntuales de este presente que ya se extiende en el tiempo. Incluso hasta el salvador Armani, figura rutilante de River en 2025, parece haber entrado en ese desconcierto general.
Los referentes no juegan bien, los buenos son irregulares, los refuerzos no se ensamblan y los pibes no te van a salvar. Puede que todavía quede algún jugador cuyo ciclo parezca haberse cumplido, pero si en un año se cambió medio plantel, entonces la situación evidentemente excede a cualquier nombre puntual.
Cada derrota pega más fuerte. Las frustraciones se acumulan, las alegrías no llegan y la paciencia ya se agotó. Hace rato que el equipo no está a la altura de la hinchada. Y si el aliento incondicional y el amor en cada rincón del mundo que visita el club no hacen reaccionar a los futbolistas, entonces que lo haga la silbatina luego de perder con Riestra. No se toleran más fracasos.





