En la presente ventana de transferencias, River trabajó en demasía para poder concretar el desembarco de Adam Bareiro. Se trató, lisa y llanamente, de una de las novelas principales de todo el mercado de pases. Sin embargo, hasta ahora, el paraguayo no respondió de la mejor manera.
El sábado pasado, en el debut oficial de Marcelo Gallardo en su retorno al elenco Millonario, el ariete paraguayo que llegó desde San Lorenzo de Almagro tuvo un mano a mano clarísimo para estirar distancias ante Huracán. Pero lo cierto es que no definió del todo bien y la historia se complicó.
Posteriormente, más precisamente en esta noche de miércoles y debido a la ausencia por lesión de Miguel Borja, Bareiro volvió a tener una nueva oportunidad desde el arranque. Fue, nada más ni nada menos, que en un partido realmente trascendental.
En el Estadio Mario Alberto Kempes de la provincia de Córdoba, el delantero estuvo desde el inicio frente a Talleres por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores de América. Pero, nuevamente, no logró responder a la confianza que el Muñeco depositó en él.
Por un lado, el futbolista de 28 años de edad y con pasado también en Olimpia, River Plate de Paraguay, Nacional de Paraguay, Rayados de Monterrey, Alanyaspor y Atlético San Luis se ofreció entero para luchar y llevar a cabo un claro trabajo sucio.
Sin embargo, por el otro, el nueve veces internacional con el seleccionado paraguayo no brindó las soluciones que debe otorgar un jugador de sus características y del rol que ocupa. Inclusive, presentó serias complicaciones hasta para controlar la pelota.
En más de una ocasión, Bareiro se vio involucrado en chances nítidas cerca del arco defendido por Guido Herrera. Pero lo cierto es que, más allá de su esfuerzo y de su compromiso, no tomó buenas decisiones y tampoco expuso resoluciones acertadas.
Lógicamente, todavía es prematuro para efectuar sentencias categóricas acerca del nacido en Asunción del Paraguay, quien fue reemplazado a los 35 minutos del segundo tiempo por Pablo Solari. Pero lo cierto es que los cuestionamientos ya empezaron a merodear sobre su figura.