River jugó un partido inteligente en Guayaquil y logró el triunfo ante Barcelona para acomodarse en la tabla de posiciones. El gol de Franco Mastantuono parecía liquidar la historia en el arranque del complemento. Sin embargo, una distracción le permitió a Barcelona meter el segundo en la jugada siguiente y, a partir de ahí, el cotejo se hizo de ida y vuelta.
Ante las embestidas del equipo local, que con su gente y con la necesidad de no perder fue a todo o nada, Marcelo Gallardo se vio obligado a probar un esquema que varias veces ensayó en los entrenamientos, pero que nunca había plasmado en el terreno: una línea de cinco con Lucas Martínez Quarta, Germán Pezzella y Paulo Díaz.
River se acomodó en el final del partido. (Getty)
Los beneficios de la línea de 5
Con Montiel y Acuña más abiertos, Gallardo metió a los tres centrales en cancha para cortar con la gran cantidad de centros y pases filtrados que metía Barcelona. Un objetivo que se cumplió satisfactoriamente, porque el equipo local, que estaba plantado en campo contrario, perdió profundidad y peligro
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Si bien la idea de River era defenderse y cuidar el 3-2, se pudo ver a los laterales de la Selección sin tanto recorrido a la hora de atacar. Incluso, el Huevo creó dos ataques con pases filtrados y Cachete llegó dos veces al área con peligro.
Acuña y Pezzella tras el nuevo esquema. (Getty)
El aspecto que Gallardo debe mejorar en su nuevo esquema
Si bien la línea de cinco calmó las aguas, el hecho de sacar un volante para poner un central hizo que River terminara perdiendo la pelota. Durante varios momentos, Castaño, Galoppo y Rojas (que ingresó los últimos diez) no lograron encontrarse tácticamente.
Muy abiertos y alejados, no formaron el triángulo necesario entre el volante tapón y los dos internos para cerrar los carriles centrales. Una deficiencia que se vio suplida por el sacrificio por tratar de acomodarse pese a que ya era algo tarde. Por suerte, River no pasó mayores problemas.
River se llevó tres puntos de Guayaquil. (Getty)
