Otro mal partido de este equipo que sigue decepcionando cada vez que sale a un campo de juego. Ya sabemos que no juega a nada. Ni siquiera transmite esa energía indispensable y necesaria para salir de este presente negativo. Hace tiempo que esto dejó de ser una mala racha para convertirse en una realidad oscura que nos tiene a todos muy preocupados. River está en su peor momento y nada parece cambiar. Le pasa lo peor que le puede pasar a un equipo de fútbol: juega mal y no tiene respuestas animicas para salir adelante. Es una constante los problemas que tiene y los atributos que le faltan. Lo más grave es que empeora partido tras partido. Se juega mal con ganas. Lo que no funciona nunca mejora y lo poquito que medianamente andaba va desapareciendo.
River es un equipo deprimido. Lo jugadores grandes no rinden. Están todos por debajo del rendimiento que se espera de ellos. Frente a Velez los únicos que entendieron lo que había en juego e intentaron algo fueron Milton Casco y Enzo Pérez. Ojo no brillaron, ni jugaron un partidazo. Apenas cumplieron y mostraron un poco de espíritu para modificar lo opaco que se veía en la cancha. Casco tiene 37. Pérez va camino a cumplir los 40. Ninguno de sus compañeros pudo al menos imitarlos. Todo un símbolo de la apatía que demuestra este plantel. Ya ni siquiera se ve el sacrificio habitual de Maxi Salas. Nada quedó en el último tiempo de ese delantero que llegó de Racing para renovar las energías de un ataque apagado. En Liniers se lo vió resignado. Sin reacción. Estático y desmejorado físicamente como si tuviera una lesión. Puntualizo en él porque era un poco la bandera a seguir desde la voluntad y el esfuerzo. Aquel Salas que parecía contagiar a River, terminó contagiado y siendo reemplazado. Peor es el momento de Sebastián Driussi. Otro jugador que bajó su rendimiento de manera alarmante. No aporta absolutamente nada. Poco claro con la pelota, débil en la fricción y errático frente al arco. Y en este listado también podemos sumar a Juan Carlos Portillo, confundido en el puesto que sea, a Fabricio Bustos que suma una lesión tras otra, a Giuliano Galoppo que sólo maquilló con algunos goles su intrascendencia en el juego y hasta Juanfer Quintero entró en este tobogán individual al no tener un equipo que lo acompañe y le permita desarrollar su juego. La lista no termina aca. Es larga y muy amplia.

Enzo Pérez fue casi el único que estuvo a la altura ante Vélez.
¿Cuándo le va a encontrar la vuelta Gallardo?
Marcelo Gallardo sigue sin encontrarle la vuelta a este presente. No logra enderezar el rumbo de su equipo con ninguna decisión. Probó con todo y eso es un mal síntoma. Pone y saca sin que esto provoque una reacción positiva. Entró hace tiempo en esa confusión de meter mano todo el tiempo. La situación lo supero a la hora de mantener la calma para respaldar jugadores, formaciones o sistemas tácticos. Son frecuentes los manotazos de ahogado que no llevan a nada. Lo que una semana es útil a la siguiente no sirve y también sucede a la inversa. En el momento de mantener la tranquilidad e imponer su oficio de gran entrenador no para de cometer errores o tomar decisiones que no están acompañadas de argumentos sólidos. Antes de un partido determinante borró de los concentrados a Paulo Díaz y Miguel Borja. Los rendimientos individuales del chileno y el colombiano han sido bajísimos durante todo el año y parecen no tener lugar en el 2026 que se viene, pero suena apresurado prescindir de ellos antes de una etapa de definicion. El domingo pasado ambos formaron parte del plan para ganar el Superclasico. De hecho decidió sacar a Lautaro Rivero para dejar en el campo al hombre de la Selección chilena que unos dias despues parece ya no servir. El caso inverso es Enzo Pérez. No jugó en La Bombonera cuando su presencia era necesaria, pero si aparece como titular una semana después y tras casi 60 dias de inactividad. A Juan Carlos Portillo no le encuentra el puesto. Santiago Lencina de no ir al banco pasa al 11 inicial. Manda a un montón de pibes a la cancha en un momento difícil cuando uno de sus mandamientos principales indicó siempre lo contrario. En un partido determinante como el de Velez hizo debutar a Agustín Obregón y Joaquín Freitas, quienes a diferencia de Matias Jaime, Juan Cruz Meza y Bautista Dadin, no venían entrenando con el plantel profesional. Los jóvenes tienen condiciones y juegan bien, pero todavia están verdes y les pesa entrar en un contexto como este. Terminó el partido con 5 chicos que prácticamente no habian sumado minutos en todo el año. Sin embargo, optó por ellos y no por Seba Boselli, Nacho Fernández o Pity Martínez como variantes aptas para ingresar y a los cuales si supo utilizar con más frecuencia a lo largo de la temporada. Y con esto no estoy afirmando que ellos sean la solución. Solo intento entender la lógica de algunas decisiones que van modificandose permanentemente.

Gallardo sigue sin encontrar el rumbo y la crisis empeora.
El DT está confundido y eso se traslada al equipo. Deberá encontrar lucidez prontamente para que estas instancias de play off no duren sólo un partido. Las expectativas que tenemos son bajísimas. Las ilusiones de ser campeón en este torneo ya casi no existen. Ningún objetivo se cumplió a lo largo del año y este lamentablemente, parece ser una misión imposible. La verdad es que no creemos nosotros desde afuera y la sensación es que tampoco creen ellos desde adentro. Contra Velez era un partido donde debían ganar o ganar pensando en la Copa Libertadores pero cuando se dieron cuenta que no tenían como hacerlo se conformaron con no perderlo. Es alarmante lo difícil que es marcar un gol. Mucho más ganar un partido. La ambición ha desaparecido. Esperamos que otros resultados hagan lo que nosotros no podemos. Estamos en zona de Sudamericana cuando 10 partidos atrás éramos punteros en la tabla anual. Se desmoronó todo y ya no hay manera ni tiempo de construir nada. Ojalá suceda el milagro, pero a esta altura ya estamos todos resignados. Y eso en este Club es algo verdaderamente muy triste.





