Otra noche de angustias y nervios que afortunadamente termina en festejo. River es un sentimiento y también un sufrimiento. Y esto último es por partida doble. Sufrimos tanto por la consecuencia de un posible mal resultado como también por la manera que tiene de jugar este River de Marcelo Gallardo. Venimos coqueteando demasiado con eliminaciones que hubiesen sido demoledoras para todo el mundo River. Safamos en la Libertadores y en la Copa Argentina porque Libertad y Unión nos perdonaron la vida en los 90 minutos y porque esa enemistad histórica que tuvimos con los penales, hoy atraviesa una época de reconciliación y amor mutuo. Hasta pareciera que por un rato le robamos la receta a otros equipos y nos sostenemos en los torneos que disputamos solamente por la vía de los penales. Por supuesto que es válido, pero no es lo que nos gusta. También se festeja. Claro que sí. Nada nos pone mas felices que ver ganar a River aunque sea de una forma que preferimos evitar y tantas veces repudiamos.
Estamos en un momento de pocas certezas y muchas dudas. River nos tiene confundido. La última jugada es un poco el símbolo de lo que estamos viviendo. Lo pudo ganar en ese cabezazo de Miguel Borja dentro del área chica, pero también lo pudo perder en ese contragolpe inmediato que defendimos con un solo hombre la llegada clara de tres rivales. Nos pasó con Libertad. También lo padecimos con Lanus y esa vez lo pagamos caro. Y asi podemos repasar casi todos los partidos. Podemos ganar o perder con cualquiera. Es cierto que la estadística indica que perdimos solo 2 partidos en todo el año, pero hay una realidad que no podemos maquillar con empates. Para la “Filosofía River” no ganar tambien es sinonimo de derrota y eso sucedió en reiteradas veces durante este 2025.
River no es confiable
Somos un equipo que sigue sin tener una estructura solida. Es inestable y poco confiable. No tiene funcionamiento. De a ratos es lento y previsible y en otros es acelerado y desordenado. Se lo nota impreciso. Ataca sin claridad y da ventajas cuando defiende. Este es un poco el diagnostico que va observando gran parte del público millonario y que por suerte el Muñeco tambien ve. Es positivo coincidir con el diagnostico del paciente pero también seria muy bueno poder encontrarle la cura definitiva. Y esa es una tarea de urgente resolución para el DT. Gallardo explica muy bien lo que le pasa a River pero aún no puede solucionarlo. Debe ser él, junto a su cuerpo técnico y jugadores, los encargados de mejorar este flojo presente. Anoche afirmó en conferencia de prensa que River esta 5 puntos. Deberá hacer algo que permita subir a 6, luego llegar a 7 para en algun momento estar en 8. Es fundamental crecer y aumentar lo realizado en los últimos encuentros. Mientras tanto sigue y va para adelante. Avanza y mantiene vivo sus objetivos, pero no debe confundirse y si tener muy claro que jugando de esta forma no transita el camino correcto.

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No es una postura caprichosa. No es ponerse en el papel de periodista exigente con una dosis de mala intención que no quiere valorar lo conseguido hasta ahora. Nada de eso. Estar en los cuartos defFinal de la Copa Libertadores, entre los 8 que todavia compiten en la Copa Argentina y ser puntero de la zona que integra en el torneo local es algo positivo para remarcar. Nadie duda de eso. La necesidad de pedir y desear un mejor rendimiento tiene que ver con creer que con lo mostrado hasta hoy no nos va a alcanzar para coronar en ninguna de las tres competencias. Es sólo encender una alarma a tiempo. Expresar una preocupación sobre la imagen futbolistica que tenemos del equipo. Sería mas fácil decir que si jugando mal estamos peleando en los 3 frentes, lo que será entonces el día que juguemos bien. Es una reflexión que muchos de ustedes pueden hacer y se acepta. En el fútbol todo es discutible y no hay verdades absolutas. De mi parte considero que pensar de esa manera sería continuar mirando el vaso medio lleno cuando ya es momento de empezar a verlo completo.

En los 90 minutos, River no estuvo a la altura futbolísticamente ante Unión. Foto: La Página Millonaria.
Hablemos de Franco Armani
Hablemos un rato de Franco Armani. Arquero top en los 124 años de historia de este Club. Un símbolo absolutamente ganador. Determinante en batallas épicas de la última década. Pieza fundamental para la conquista de muchos títulos inolvidables. Y ahora también héroe en los penales. Al igual que la semana pasada, sus manos le permitieron a River mantener sus sueños deportivos intactos. Lo volvió a salvar como lo hizo tantas veces en estos 8 años que lleva parado debajo del arco mas grande y difícil del fútbol argentino. Armani es enorme de verdad. Puede estar en la bandera de los idolos. Se ganó un lugar eterno en el corazón del hincha y no desentonaria para nada en un mural junto a Amadeo Carrizo y Ubaldo Fillol. Transmite confianza, seguridad y tranquilidad a la gente. Su presencia es el principal argumento individual que tiene River para poder ganar algo. Tenía una deuda en los penales. Este año levanto ese pagaré con Talleres, Platense, Libertad y Unión como para que ya no queden dudas su jerarquia y vigencia como arquero.

Armani, otra vez héroe en los penales.
Las actuaciones de Armani tapan rendimientos flojos de muchos de sus compañeros. Hay futbolistas que no arrancan y otros que no sostienen 4 o 5 partidos de un nivel acorde a lo que la camiseta de River pide. Es fundamental para lo que viene entrar rápido en sintonia. Asumir compromisos y obligaciones. Hacerse notar y dejar de ocupar un rol secundario. Este equipo tiene mucha segunda guitarra y poca figura principal. No esta bueno acostumbrarse a eso. Se necesitan jugadores con ambiciones. Con deseos fuertes de ser protagonistas destacados y no simple acompañantes. Habrá que contagiarse de las ganas de Maxi Salas o verse reflejado en ese espíritu de juvenil con hambre que muestra Lautaro Rivero cada vez que sale a la cancha. Enojarse y jugar en serio como lo hace Marcos Acuña. Mostrarse, pedir la pelota y hacerse cargo del equipo como intentan Nacho Fernandez o Juanfer Quintero aún alternando buenas y malas. Se necesita talento y carácter para los próximos compromisos. Cerebro y corazón para ganar y jugar mejor. River hasta ahora es la expectativa de lo que puede llegar a dar futbolísticamente pero que pocas veces ha logrado cumplirla.





