Nadie duda de sus cualidades técnicas. nadie le quitará todo el fútbol y la gloria que le dio a River en sus mejores años. El recuerdo en el grueso de los hinchas seguirá latente por siempre y los trofeos no se moverán de las vitrinas. Pero River es muy grande como para vivir del pasado, por eso empieza a resultar prácticamente incomprensible que Nacho Fernández continúe teniendo minutos como titular con el Manto Sagrado.
Anoche, Marcelo Gallardo decidió darle nuevamente la chance desde el arranque al número 26 ante Sarmiento, por encima de jugadores como Matías Rojas, uno de los refuerzos del último mercado, o Santiago Lencina, que promete y mucho. Quizás con la intención de que Nacho logre de una vez por todas redimirse después de un 2024 para el olvido.

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Pero no, no salió. Y era bastante previsible que no iba a funcionar, dentro de una estructura futbolística que parece estar cada vez más debilitada y repleta de confusión. Nacho solo duró 45 minutos en cancha en Junín y volvió a despertar enojo de los miles de hinchas que siguieron el partido a la distancia.

Nacho Fernández sigue sin rendir en River. Foto: Getty.
Fue el cuarto cotejo del oriundo de Dudignac en lo que va del 2025, el segundo como titular. Jugó 69 minutos desde el arranque ante Ciudad Bolivar por Copa Argentina, 29 minutos frente a San Lorenzo, un ratito contra Riestra y el primer tiempo de anoche. En todos se repitió la misma tónica: no hace la diferencia ni está en la misma sintonía que muchos de sus compañeros.

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¿Qué será del futuro de Nacho Fernández?
Con rodaje a cuentagotas y resistido por los hinchas (estríctamente por su presente, no por lo que le dio al club), parece difícil imaginarlo a Fernández más allá del Mundial de Clubes. Ya coqueteó varias veces con Gimnasia de La Plata pero a priori su deseo es cumplir el contrato que lo vincula al Más Grande hasta diciembre de este año.

Hace algunos días, Nacho posó con la pelota del Mundial de Clubes 2025.
Por lo pronto, no hay fundamentos de los cuales agarrarse para que continúe teniendo minutos, aunque sea esporádicos, por encima de juveniles del club o de jugadores como Rojas que aún tienen un margen de mejora. Una de las varias decisiones de Gallardo difíciles de sostener o explicar en lo que va del año.