Desahogo total en Rosario. Parecía que River se iba a volver con bronca del interior del país después de un partido muy trabado y repleto de roce ante Newell’s, pero encontró agua en el desierto en la última jugada de la noche. Un tiro libre a favor de la Lepra tenía todos los números para ser la última acción, pero Armani despejó bien ese remate, Suárez y Barco fabricaron una contra magnífica y Solari definió con el arco a su merced.

Al ver que la red se movió, Demichelis, que vivió el partido de una forma muy enérgica y dando un sin fín de indicaciones ante el discreto nivel colectivo de su equipo, se volvió loco y se sacó la angustia.

Salió corriendo de espaldas, mirando hacia el banco de suplentes y apretando bien fuerte los puños. Se fundió en un abrazo con Paradela, que saltó y se le pegó al cuerpo con las piernas, y no dejó de gritar gol. Las venas marcadas en su garganta fueron el fiel reflejo de que se quedó sin voz seguramente de tanto festejo. Y no era para menos, River sigue más puntero que nunca.

El festejo alocado de Demichelis