(Mendoza – Enviado especial) La alegría sigue vestida de rojo y blanco en el verano, debido a que más de 20.000 almas celebraron la victoria de anoche en el estadio Malvinas Argentinas, donde hubo varias gastadas al eterno rival por el triunfo cerca del final.

El margen fue menor con relación a Mar del Plata. Si bien la diferencia resultó ser la misma, en aquella ocasión las expulsiones facilitaron el panorama. Ahora el partido se resolvió a pocos minutos del cierre y eso provocó una gran fiesta en la cabecera Sur. Allí, con decenas de banderas comunes y de palo, más los tradicionales estandartes largos del centro y un telón, el colorido fue gratificante para los ojos.

La bienvenida para el equipo, a través del habitual “River, mi buen amigo” fue emotiva y luego hubo un repertorio amplio. Más allá de las intermitencias en materia de intensidad, producto del nerviosismo que produce un Superclásico para los hinchas mendocinos y de alrededores, quienes pueden disfrutarlo apenas una vez por año, el penal de Rodrigo Mora desató un auténtico carnaval anticipado debajo del tablero, a unos kilómetros de la Cordillera de Los Andes.

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A partir de la conquista surgió una catarata de diferentes estrofas para gozar a la incrédula postal de enfrente. Desde “el que no salta, abandonó” hasta “sólo le pido a Dios, que se mueran todos los bosteros”, pasando por un epílogo con “mirá, mirá, mirá, sacale una foto…”. También se potenció el aliento hacia el equipo y los colores, mediante “el día que me muera yo quiero mi cajón pintado rojo y blanco, como mi corazón”, “yo te quiero, River Plate, yo a vos te sigo, vos sos mi vida” y “mamá yo quiero, mamá, que gane River, oooh, que gane River, oooh, que gane River todo el año es carnaval”.

Una vez concluido el encuentro, las burlas aumentaron a través de un “hijos nuestros”, como consecuencia de los triunfos coperos y los tres amistosos consecutivos por 1-0 (Córdoba, Mar del Plata y Mendoza), y un “Boca no tiene marido, Boca no tiene mujer, pero tiene…”. Curiosamente, las barras de ambos equipos permanecieron durante aproximadamente media hora en las tribunas con un ida y vuelta picante. Pero en las calles, a diferencia del año pasado, hubo mucha tranquilidad. Es qie los hinchas del Más Grande fueron respetuosos en las principales avenidas como Civit, Sarmiento, Belgrano y San Martín, entre otras. Mirá qué distintos somos.

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