Un siglo del Charro

Hoy se cumplen 100 años del nacimiento de uno de los más grandes jugadores de la historia de River. Integrante de La Máquina, el Charro dejó una marca en sus dos etapas en el club.

Para muchos, el mejor argentino de toda la historia. Un bailarín. Desfachatado, atrevido, la rompía en todos lados. De día, en el campo de juego. De noche, en cualquier bar o boliche. Pero eso nunca le jugó en contra. “Sí, me gusta la noche. ¿Y qué? Jamás falte a un entrenamiento”, supo decir.

Hijo de un policía, Moreno se crió en La Boca y fue allí a donde se fue a probar. Por suerte, no lo aceptaron. “Ya se van a arrepentir”, les advirtió. Se fue a River, su lugar en el mundo. El entrenador húngaro Emérico Hirschl lo tomó y lo hizo debutar ante Botafogo en 1935. El estreno oficial sería poco tiempo después ante Platense, con gol incluido. Comenzaba a forjarse una sociedad entrañable con Adolfo Pedernera a la que años más tarde se sumarían Labruna, Loustau y Muñoz para formar La Máquina.

En sus casi 10 años en el club jugó 263 partidos y marcó 160 goles, siendo el cuarto goleador histórico. Y eso que no era delantero de área sino más bien un volante ofensivo. Ganó la Copa Campeonato y la Copa de Oro de 1936 y los campeonatos de 1937, 1941 y 1942. En 1944 se fue a México sólo para regresar dos años después y volver a festejar con el Millo el certamen de 1947. Pasó por Chile en la Universidad Católica y en 1950 cometió el gran error de su carrera al vestirse de azul y amarillo. De todas formas, con ellos no brilló: apenas un ciclo fugaz y sin títulos. Defensor Sporting, Ferro e Independiente de Medellín lo verían transitar el final de su carrera.

A un siglo de su nacimiento, recordamos a José Manuel Moreno, el Charro. Un grande entre los grandes.

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