(Dubai – Enviado especial) La Página Millonaria te cuenta la experiencia de un largo vuelo a Japón para ver a River en el Mundial de Clubes.
El aeropuerto internacional de Ezeiza parece el playón del Monumental antes de cada partido. Camisetas de diferentes modelos y épocas, banderas y aliento a través de un repertorio variado. La secuencia se repite día tras día en todo horario y con mayor intensidad a medida que se acerca el miércoles 16 de diciembre. “Tengo ganas de estar con la camiseta y cantar, pero no puedo”, le cuenta, con un guiño cómplice, un empleado de seguridad a La Página Millonaria. Al mismo tiempo, a pocos metros, desde el piso de la zona de embarques, un grupo de hinchas despliega con orgullo varias banderas. “En este día y cada día”, reza una de ellas, como una suerte de resumen sobre lo que se vive durante las últimas jornada.
Hay sonrisas. Abrazos emotivos. Un entusiasmo único. Las valijas están cargadas de ropa e ilusión. El manto sagrado se multiplica minuto a minuto. Es que hay un éxodo riverplatense por delante con destino a Japón. Un viaje tan increíble como interminable. Algunos prefieren quedarse al menos una noche en sus respectivas escalas. Estados Unidos, las principales ciudades de Europa e incluso la lujosa Dubai, en Emiratos Árabes Unidos son los destinos elegidos para combatir el inexorable agotamiento que se viene. Pero sarna con gusto no pica, máxima conocida, si las hay. La ansiedad gana por goleada con tal de ver a River en tierras niponas.
“De la mano del Muñeco vamo’ a Japón”, surge con naturalidad, en diferentes salas del aeropuerto mientras algunos hinchas de la otra vereda pasan y observan con bronca, envidia y mucho más. La fiesta es riverplatense. Entonces, cada rincón del aeropuerto se viste de rojo y blanco. Los seguros médicos aprovechan la ocasión para hacer ofertas. Arriba, en la zona previa a las puertas de embarques existe un stand estratégicamente ubicado. Dos chicas acompañan las imágenes de Leonardo Ponzio y Jonatan Maidana. La foto es una tentación imposible de resistir. Una vez concretado el souvenir fotográfico, llega el momento riguroso de exhibir los pasaportes, sacarse el calzado y pasar el equipaje por un scanner. En la siguiente instancia, los empleados de constatar la documentación comprueban que River va a copar Japón en serio. Hasta una señora, de vagos conocimientos en la materia, comenta la situación por teléfono. El Más Grande todo lo puede.
Atrás quedó el freeshop. También un largo pasillo. Resta poco para subir al avión. El enorme recinto de espera es una suerte de platea San Martín o Belgrano. Poco a poco los pasajeros -léase los hinchas de River- comienzan a embarcarse. Aunque, además, a cantar. Marcelo Gallardo es mencionado nuevamente. Ningún simpatizante del Millonario muestra temor a un vuelo. Y para dejarlo en claro todos recuerdan que “el que no salta, abandonó”. Cada vez falta menos para despegar hacia el gran sueño en territorio asiático.
A La Página Millonaria le toca un vuelo que sirve como ejemplo excelente del éxodo riverplatense. El Boeing 777 de una famosa empresa árabe tiene más de 400 asientos. Una cifra superior a la mitad se viste de rojo y blanco. Desde camisetas e indumentaria hasta una familia que hizo remeras corporativas mencionando a Osaka y Yokohama. Minutos antes de las 21.30, horario estipulado para la partida, todos abrochan sus cinturones y el piloto da la bienvenida protocolar en diversos idiomas. Pero tanta seriedad se derrumba cuando deja de ser ajeno al contexto: “Buen viaje y les deseo éxitos a los hinchas de River en Japón. Aplausos al capitán de la tripulación -de origen árabe- y aliento intenso. Enseguida el inminente despegue exige cumplir con las normas de seguridad y, lógicamente, el respeto hacia las indicaciones pertinentes.
Sin embargo, cuando el avión tomó su potente carrera, surgió un “dale, River”. Inmediatamente, mientras la aeronave dejaba tierra firme, volvió a sonar esa hermosa estrofa que nació el 21 de julio pasado en Asunción: “Y sí, señor, de la mano del Muñeco vamo’ a Japón”. Durante el vuelo el principal foco no pasó por cantar, sino por conversar acerca de cómo movilizarse en Japón e incluso hipótesis sobre un posible River-Barcelona. La tecnología permitió saber sobre el 2-2 del equipo catalán e incluso un hincha le sacó rédito a la pantalla individual para ver en acción a Ramiro Funes Mori.
Lo cierto es que el vuelo con escala en Río de Janeiro y nueva parada en la tan lujosa como excéntrica Dubai sirvió como ejemplo del apoyo que habrá en Japón. Más de la mitad de los pasajeros viajó con la misma pasión. Esa pasión inigualable que es River, a tan sólo cuatro días del ansiado debut en el Mundial de Clubes, donde el rival en semifinales saldrá entre el vencedor de Mazembe y Sanfrecce Hiroshima. Por lo pronto, veremos qué depara el último tramo de nueve horas cruzando Asia de Oeste a Este para aterrizar en Narita. ¡Tokio, allá vamos!
+ GALERÍA: las fotos del vuelo de los hinchas hacia Japón.
+ VIDEO: el éxodo de los riverplatenses a tierras asiáticas: