Gracias a un tiro libre de D’Alessandro que se desvió, River se impuso 1-0 sobre Atlético de Rafaela. Pese a que tuvo un flojo rendimiento colectivo e individual del medio hacia adelante, el Millonario se quedó con tres puntos importantes.
Fue una noche complicada. Parecía condenada a generarle demasiados problemas a River. Es que antes de que comenzara el partido sufrió la baja inesperada de Ignacio Fernández, a raíz de una dolencia lumbar. Como si fuera poco, la demora en salir al campo de juego causó que Germán Delfino aplicara el rigor del reglamento y expulsara a Marcelo Gallardo. Todo mal sin siquiera haber empezado. Sin embargo, El Más Grande se repuso a los inconvenientes y logró un triunfo fundamental para no perder terreno en la tabla de posiciones.
Lo cierto es que para conseguir el objetivo hubo que sortear diversos obstáculos. Sin Nacho adentro ni el Muñeco a metros del verde césped, Matías Biscay quedó como técnico, mientras que Camilo Mayada ocupó el medio campo junto con Leonardo Ponzio. Decisión impensada, lejos de tener éxito porque el uruguayo nunca pudo asentarse en el rol y el funcionamiento colectivo tampoco pudo maquillar su desempeño.
A River le costó horrores quedarse con las tres unidades. La posibilidad de empatar en el Monumental fue real. Es que entre los once, además de Nacho, careció de Andrés D’Alessandro por una determinación táctica. Entonces, la misión de conducir al equipo estuvo en los pies de Tomás Andrade, cuyas buenas intenciones chocaron contra la ausencia de socios cercanos, y Gonzalo Martínez, de ideas fuera de sintonía con relación a sus ejecuciones.
Andrade asumió el rol de conductor ante la ausencia de Nacho
Para colmo, Sebastián Driussi y Lucas Alario no aportaron demasiado, teniendo en cuenta falencias propias y un abastecimiento insuficiente. En ese contexto, la acción más destacada del primer tiempo se produjo cuando Augusto Batalla evitó que Ramiro Costa abriera la cuenta. El arquero fue clave en esa jugada y contó con la ayuda indispensable de la figura de la noche, Jonatan Maidana. El marcador central fue tan veloz como oportuno para cerrar en los momentos indicados.
Para la segunda parte era necesario que River cambiara. Mayada, afuera. A la cancha, Iván Rossi. El mediocampista proveniente de Banfield brindó claridad y presencia para la distribución. Poco a poco, Atlético de Rafaela, duro al punto de cometer varias infracciones y bien ordenado mediante un 4-4-1-1 agresivo, pensó en el contragolpe. Así, la entrada de D’Alessandro en reemplazo de Andrade sirvió para que el Millonario empezara a tomar un protagonismo nítido, a diferencia de la etapa anterior.
Sin embargo, a River se le hizo complejo generar peligro e incluso patear al arco. Recién a los 26 minutos fue el primer remate del complemento, justamente en los pies del Cabezón. El enganche se puso el equipo al hombro, Jorge Moreira creció en la proyección, Alario levantó su nivel y la ilusión de ganar ya tomaba forma hasta que se alimentó gracias a un tiro libre de D’Alessandro que se desvió en la barrera. Una barrera difícil fue el partido para El Más Grande, que logró una victoria trabajada, aunque necesaria para no alejarse de la punta.
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