Gallardo dejó atrás el 4-2-2-2 para armar un 4-3-1-2 que tampoco le dio resultado. El medio campo tuvo una pésima tarea durante la etapa inicial y mejoró un poco con los ingresos de Ponzio y Quintero.

Ningún sistema es suficiente cuando el rendimiento de los protagonistas es bajo. No importa el dibujo elegido ni la estrategia empleada, es fundamental que los intérpretes tengan precisión para ejecutar las ideas, lucidez para hallar espacios, requisitos que River está lejos de completar. Ni siquiera al modificar los nombres.

Para la visita a Vélez Sarsfield, Marcelo Gallardo utilizó un mix, pensando en dosificar las cartas de algunos futbolistas teniendo en cuenta que el próximo miércoles será el compromiso contra Flamengo, en Río de Janeiro. El 4-2-2-2 del domingo pasado salió para darle lugar a un 4-3-1-2 definido, aunque con diferentes apellidos.

El Muñeco mantuvo a Franco Armani en el arco, mientras que reemplazó a los laterales, al punto de que Gonzalo Montiel y Marcelo Saracchi ni siquiera fueron al banco de suplentes. Camilo Mayada ocupó la banda derecha, en tanto que Milton Casco regresó al costado izquierdo. Lucas Martínez Quarta continuó de zaguero, pero esta vez acompaño de Javier Pinola porque Jonatan Maidana descansó.

Para la zona de volantes, Bruno Zuculini permaneció entre los titulares, pero de único mediocampista central. A su lado estuvieron Enzo Pérez, por derecha, y Exequiel Palacios, a la izquierda. Unos metros más adelante, de enganche, Nicolás De La Cruz. El uruguayo tuvo algunos momentos interesantes, pero los otros carecieron tanto de juego como de marca. Fueron claramente superados por sus pares de El Fortín, a tal punto que Leonardo Ponzio sustituyó a Zuculini, amonestado, para la segunda parte.

La delantera fue integrada por Lucas Pratto e Ignacio Scocco, quienes se las rebuscaron para aguantar la pelota ante la ausencia de abastecimiento. Con el propósito de renovar la búsqueda, a los ocho minutos del complemento ingresó Rodrigo Mora en lugar de Nacho para ayudar al Oso. Más tarde, el colombiano Juan Fernando Quintero entró por Palacios, de pobre tarea. Si bien River inquietó, no le alcanzó. El 4-3-1-2 se sostuvo, aunque con mayores riesgos asumidos. Otra vez lo futbolístico quedó en deuda.

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