El mediocampista del Más Grande no pudo contener las lágrimas ante la emotiva carta de un columnista de La Página Millonaria. “No sé cuánto durará este sueño, pero mientras dure seguiré disfrutando”, expresó el mendocino. ¡Grande, Enzo!

Pocos sienten la camiseta como él. Desde que llegó al Más Grande supo dejar en claro la pasión y el amor por la banda roja. Incluso antes de su arribo ya era de público conocimiento que Enzo Pérez es un fanático de River más. El mendocino es uno de los tantos fanáticos que siente, vive y respira al Más Grande con un sentimiento inconmensurable.

Semejante muestra de amor hacia la institución de Núñez merecía un sentido homenaje. Y Nadir Ghazal, columnista de La Página Millonaria más conocido como el Turco, le escribió una sentida carta en la que le expresó su cariño y admiración.

Entre los tantos mensajes y repercusiones que tuvo el emotivo escrito, fue el mismo Enzo Pérez quien muy emocionado le contestó lo siguiente: “Muchas gracias por tus palabras. Es imposible que no se caigan algunas lágrimas con lo que me dijste. Te agradezco de corazón a vos y todos los hinchas de RIVER por el cariño que me han dado siempre. No sólo ahora que soy jugador de RIVER, anteriormente también. No sé cuánto durará este sueño, pero mientras dure seguiré disfrutando. Simplemente GRACIAS a vos y todos los HINCHAS por los mensajes que me mandan día a día”. ¡Grande, Enzo!

+ Esta es la carta que Nadir Ghazal le escribió a Enzo Pérez:

“Es la historia de un hincha que lo soñó desde adentro de la panza de su madre. De un talentoso que supo jugar la final del mundo y compitió todas las semanas contra los mejores, pero que no te cambia por nada salir por el túnel del Monumental. Del demente apasionado que el 14 de mayo se tiró a la pileta a las 2 AM en su antigua casa de Valencia para festejar el 3-1 de Driussi en la bombonera.

Del hincha que no paró de sonreír desde el día uno que puso un pie en nuestro club. En cada foto. En cada práctica. En cada gol. En cada festejo. En cada micrófono que le preguntaba todo lo que significaba cumplir este sueño personal y familiar en un momento pleno de su carrera.

Del hincha disfrazado de superhéroe que se puso la de la Selección para tirar paredes con Messi en la altura de Quito y clasificar al Mundial, y a la mañana siguiente estaba entrenando en Ezeiza por decisión propia. El que luego de enterarse que se había desgarrado fue a avisarle al Muñe que lo espere hasta último momento porque en tiempo récord se quería recuperar para estar en la final (y lo logró). El que reunió a todo el grupo antes de salir a jugar en Mendoza y les dijo con el corazón lo que sentía, asumiéndose como líder.

Del hincha bañado de jerarquía que cuando agarra la pelota contagia a la jugada de liderazgo y de esperanza firme de final feliz. Que en diez segundos es capaz de barrerse al piso como un loco, recuperarla y apilar a tres rivales como si nada. El que después de perder la Libertadores reflejó con sus pensamientos todo lo que le dolía. Y el que luego de haber ganado su primer título fue derecho a dar la vuelta olímpica entonando las mismas estrofas que bajaban de la tribuna, mientras a cada rato cerraba los ojos fuerte para grabarse cada imagen en su memoria para siempre.

Algunos dicen que en el fútbol jugar como hincha es contraproducente, porque si te dejás llevar por la pasión es muy difícil después dominar tu cabeza y controlar las pulsaciones para tomar las mejores decisiones. Yo les digo que quizás tengan razón desde la lógica, pero que todas sus teorías se destruirán por los aires cuando lo vean a Enzo Nicolás Pérez con la camiseta de River”.

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