River ganó y gustó, pero no goleó por dos razones: la falta de puntería, sumada a las ocho atajadas de Christian Limousin, responsable de haber logrado que Almagro perdiera apenas 2-0. El campeón de América tuvo momentos de brillo y obtuvo el triunfo sin sobresaltos.

Sin embargo, hubo una acción bisagra que podría haber modificado el rumbo del partido: Franco Armani le negó el 1-1 transitorio a Facundo Suárez. Fue la única chance clara de Almagro. El resto de la noche mostró un monólogo de River, manejando los tiempos y espacios a gusto.

La jerarquía quedó al desnudo. Y el gol de Rafael Borré a los minutos simplificó todo. Rompió cualquier esperanza de Almagro para jugar con una eventual desesperación de River. Pero justamente lo que caracteriza al equipo de Marcelo Gallardo es la paciencia, acompañada de una inteligencia espectacular para administrar los espacios.

El cóctel entre precisión, velocidad, agresividad para la marca y presión asfixiante hizo que River jamás dejara pensar a Almagro. Lo puso contra las cuerdas. Provocó que se equivocara una y otra vez, perdiendo el balón en un abrir y cerrar de ojos.

Semejante voracidad no sólo permitió que Ignacio Scocco se juntara con otro Nacho como Fernández para estirar la ventaja, sino que también le dio el golpe de nocaut con media hora de anticipación al encuentro. Lo demás fue un concierto futbolístico de River, aprovechando que la expulsión de Nicolás Arrechea otorgó un atajo para que cada ataque fuera de peligro.

El Muñeco se dio el gusto de darles rodaje a Juan Fernando Quintero y Leonardo Ponzio. Ambos entraron muy bien. Si bien el colombiano necesitará ritmo de juego, su pegada podría haber alcanzado el 3-0, mientras que el líder del plantel ofreció anticipos lejos del área, al punto de estar cerca de su tanto. La vuelta de los dos es una grata noticia en medio de un triunfo que puso a River en las semifinales de la Copa Argentina y con otra actuación digna del aplauso. Sí, Almagro está una categoría abajo, aunque el mérito estuvo en hacer que esa diferencia se hiciera notoria de punta a punta.