River y el mediocampista ofensivo todavía no se pusieron de acuerdo para ponerle punto final al contrato vigente, debido a que existen diferencias por diversas razones.

Diecisiete días pasaron desde que Leonardo Pisculichi, a bordo de su camioneta, decidió dejar el predio de Ezeiza mucho antes de que finalizara la práctica, tras despedirse del plantel y el cuerpo técnico. El martes 2 de agosto cerró su ciclo en River, sin protagonismo en la consideración de Marcelo Gallardo. Pero el asunto formalmente aún sigue en pie porque el vínculo entre ambas partes rige hasta el 30 de junio de 2017, con una cláusula de rescisión valuada en 500.000 dólares, monto que costó su arribo en 2014.

Cuando renovó su vínculo en noviembre del año pasado, Piscu recibió un reconocimiento económico. Es decir que sus ingresos, lógicamente, se elevaron. Por lo tanto, ahora representa una traba para romper la relación laboral. Mientras el volante ofensivo permanece alejado del plantel profesional, River necesita de alguna manera desprenderse de él, pero sin que implique una pérdida. Es que por ahora se desconocen ofertas por el ex-Argentinos Juniors, aunque aparecerían de inmediato si quedara en libertad de acción.

¿Entonces? Ninguna de las dos partes está dispuesta a resignar los 500.000 dólares por una ruptura unilateral del contrato. Generalmente, en casos así, la rescisión de común acuerdo es la salida inmediata. Sin embargo, según averiguó La Página Millonaria, en Núñez cayó mal la manera intempestiva que eligió Pisculichi para marcharse, sobre todo porque la decisión fue suya -el Muñeco lo tenía en cuenta, pese a no darle lugar entre los once- y tampoco le acercó una propuesta de otro club al Millonario.

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