Dos eliminaciones mano a mano internacionales. Una final en Mendoza. Dos clásicos victoriosos más en la Bombonera. Cinco copas internacionales contra ninguna del otro lado. Todo en cuatroaños y medio. ¿Es un poco mucho para digerir, no?
La verdad que fueron demasiadas muestras evidentes de superioridad. Y también hay un claro protagonistaprincipal de que todo aquello haya sucedido. Porque Gallardo no sólo cambió la historia reciente de River, sino que además le cambió la vida para mal a todo el mundo Boca.
El Muñeco les encendió la llama más evidente de un complejo de inferioridad futbolístico absoluto. Los antecedentes marcan que él desde la táctica y la estrategia ha sabido sacar ventajas. Agrandó nuestras virtudes y potenció sus defectos. Y en la enorme mayoría de los cruces River ha sido protagonista del juego tanto de local como de visitante.
Contextualizando un poco la situación, el hombre ha sido el principal responsable de semejante tensión que se muestra del otro lado. De la voracidad gigante por sumar fojas y expedientes para ganar el partido afuera de la cancha.El principal “culpable” de toda la parálisis competitivaque se agiganta segundo a segundoenla vereda de enfrente.
El que se quema con Gallardo, ve una final y llora. Ni más ni menos que eso.