River tendrá, este jueves, la chance de demostrar que la chapa copera que le imprimió Gallardo aún está presente y que los años de fracasos internacionales quedaron atrás.
Nací en 1989. Digamos, entonces, que empecé a tener noción futbolera en 1999, por decir algo. Me “perdí” -era muy pibe- el tricampeonato, la despedida de Enzo y el show del primer ciclo de Ramón. Pero, sobre todo, me “perdí” la época en la que River ganaba Copas.
Como todos los de mí generación, crecí con un River que ganaba los Clausura -2000/2002/2003/2004/2008-, pero que veía cómo los innombrables se quedaban con la gloria continental, donde nosotros perdíamos con Cienciano o con San Lorenzo con dos jugadores más.
Me banqué quedar afuera en Libertadores y/o Sudamericana con Cruz Azul, Racing, Arsenal, Cienciano y tantos otros que en este momento me estoy olvidando. Pero un día volvió el Muñeco y la gloria pasó a estar de nuestro lado.
Quizás por eso todavía tengo esperanzas para el jueves. Porque Marcelo Gallardo hizo justicia, me hizo conocer lo que es ser campeón de cuánta Copa internacional se nos cruce por delante.
Sí, ya queda poco y nada de aquel River de la temporada 2014-2015. Pero está Leo Ponzio. Y Maidana. Y Morita, el hombre más positivo del mundo, un Ned Flanders de la realidad. Pero, sobre todo, está el Muñe.
No quiero volver a la época de perder con San Martín de Porres, Caracas y Nacional de Paraguay. Me niego a conformarme con no pasar papelones. Lo lamento, muchachos, pero ustedes (jugadores y cuerpo técnico) elevaron mucho la vara. Así que no, no me resigno por el 0-3 en Bolivia.
Alguno dirá ‘el año pasado perdimos con Independiente del Valle’. Sí, es cierto, pero bueno, será la excepción a la regla. O al menos quiero que la sea.
Apelo a que Scocco sea el mega crack que en el Newell’s de Martino hacía más goles que Messi en el FIFA. Apelo a que el Pity siga siendo el 10 que cada vez la rompe más seguido. Apelo a que Moreira recupere la explosividad de sus primeros partidos. Apelo a que Ponzio y Maidana le hagan replantearse la vida a quien decida encararlos.
Pero sobre todo apelo a vos, Napoleón querido. Imposible no descansar mi esperanza en vos. Ya lo dijiste: “será mi desafío más grande como entrenador”. Y razón no te falta. El desafío es el de no volver a ser el River de otras décadas de frustraciones coperas. El desafío es seguir siendo el River de Gallardo, ese que le dio a mí generación la sensación de justicia internacional. Vamos, no nos quedemos.
+ GALLARDO: “No tengan dudas que el jueves daremos pelea”.
+ MÁXIMA CONCENTRACIÓN: River irá a un lugar especial para prepararse.
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+ INCONDICIONALES: El Monumental estará repleto en la revancha.