El 7 de octubre de 2007, River le dio a Boca uno de los mayores bailes futbolísticos en el Superclásico, con un Ortega brillante que además dejó lujos que deslumbraron a todos.
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Fue, probablemente, el Superclásico más disfrutado y menos sufrido. Porque River le ganó a Boca de principio a fin, gracias a una enorme demostración futbolera que evidenció las diferencias entre el ADN millonario y el de ellos.
El 7 de octubre de 2007, hace diez años, un River que no podía cortar la sequía de títulos le dio una buena alegría a su gente. El por entonces entrenador, Daniel Passarella, puso en cancha a Juan Pablo Carrizo; Paulo Ferrari, Nicolás Sánchez, Eduardo Tuzzio, Leonardo Ponzio; Augusto Fernández, Oscar Ahumada, Fernando Belluschi; Ariel Ortega, Diego Buonanotte; Radamel Falcao.
El primer tiempo fue suficiente para liquidar la historia, con un golazo de Falcao y la ampliación de la ventaja, de penal, por parte de Ortega, quien además deslumbró con un caño sensacional a Paletta.
+ Los goles:
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La parte complementaria estuvo de más. O no, porque pudimos disfrutar de un baile espectacular, con otro caño inolvidable, esta vez de Buonanotte a Neri Cardozo, dentro de un partido perfecto para River.
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